• Asignatura: Biología
  • Autor: charito09
  • hace 3 años

¿Podría existir
competencia por el alimento entre las
ballenas francas y las aves que consumen
huevos de pingüinos? ¿Por qué?​

Respuestas

Respuesta dada por: RuBiNa25
5

Las gaviotas cocineras (Larus dominicanus) han aprendido a alimentarse de la piel y la grasa de las ballenas francas vivas en Península Valdés. Las gaviotas se posan sobre el lomo de las ballenas y picotean la piel, causando un notorio dolor. Los picotazos alteran el comportamiento normal de las ballenas e incrementan su gasto de energía durante un período muy sensible de su ciclo vital: la crianza de los ballenatos. Nuestros investigadores estudian esta relación desde 1995 y han generado la base de datos de mayor duración que existe sobre este comportamiento.

Los primeros ataques de gaviotas fueron observados a principios de la década del ’70 (Cummings et al., 1972) cuando eran eventos aislados. Es muy probable que alguna gaviota haya aprendido que las ballenas vivas constituían un buen alimento. Al repetir sus ataques iniciales, quizás otras gaviotas la imitaron, y este comportamiento parasítico aprendido en forma natural, comenzó a extenderse gradualmente en la población de gaviotas, hasta transformarse en el intenso acoso que observamos hoy en Península Valdés.

INVESTIGADORES PRINCIPALES

La frecuencia de los ataques

Desde 1995, los investigadores del Instituto de Conservación de Ballenas hemos monitoreado anualmente la frecuencia de los ataques, generando la base de datos más larga de Argentina sobre esta temática. Realizamos las observaciones con telescopios montados en trípodes, desde la cima de los acantilados de las costas de Península Valdés. Las comparaciones de la frecuencia entre temporadas nos permiten determinar si son exitosos los esfuerzos por reducir la frecuencia de ataque.

Hemos demostrado que las ballenas pueden pasar hasta un cuarto de las horas de luz siendo acosadas por las gaviotas y en respuesta, cambiando su comportamiento, por ejemplo, aumentando su velocidad de natación, cambiando su postura de descanso y arqueando la espalda para evitar los picotazos. El acoso de las gaviotas podría interrumpir el amamantamiento y el normal desarrollo de las ballenas recién nacidas. En la actualidad, las crías reciben la mayor proporción de ataques.

Gráfico del período monitoreado

Gaviotas parásitas

La mayoría de las gaviotas que atacan son adultas (80%), pero también lo hacen individuos juveniles (20%), lo que indica que las gaviotas aprenden este comportamiento tempranamente por imitación, extendiéndose este hábito alimentario entre la población. Los basurales urbanos y pesqueros y el descarte pesquero en el mar, proveen alimento extra a las gaviotas. La población de gaviotas cocineras de la Patagonia norte creció 37% entre 1994 y 2008, registrándose las mayores tasas de crecimiento en las zonas de Río Negro y Chubut con mayor disponibilidad de alimento adicional para las gaviotas proveniente de basurales y de la actividad pesquera (Lisnizer et al., 2011).

Además de los efectos sobre el comportamiento, los repetidos picotazos de las gaviotas producen importantes lesiones en el lomo de las ballenas, que podrían favorecer el ingreso de patógenos, producir deshidratación y pérdida de calor, en especial en las crías. Analizamos la presencia, número y área del lomo de las ballenas afectada por lesiones de gaviotas utilizando fotografías aéreas de más de 2.500 madres y crías vivas fotografiadas entre 1974 y 2011 y fotografías de casi 200 ballenatos muertos fotografiados entre 2003 y 2011 (Marón et al., 2015).

Tanto madres y crías vivas como ballenatos muertos presentaron mayor área del lomo afectada por lesiones en el Golfo Nuevo, el sitio donde se documenta la mayor frecuencia de ataques, en comparación con el Golfo San José.

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y crías con lesiones, ahora es una regla.

La intensificación en las lesiones de las crías en la década del 2000 coincide con el aumento en la tasa de mortalidad de ballenatos muertos en Valdés para la misma década. Sin embargo, la intensidad de lesiones no aumenta necesariamente en los años de mayor mortalidad de ballenatos ni disminuye en los años con menor número de crías muertas. Este es el primer estudio en reportar el aumento en la intensidad de las heridas producidas por las gaviotas cocineras sobre las ballenas francas durante cuatro décadas ininterrumpidas de estudio en Península Valdés.

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