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Duda metódica
escepticismo metodológico asociado con René Descartes
La duda metódica es un método y principio para llegar a una base de conocimiento cierto, desde donde partir y cómo fundamentar otros conocimientos del mundo. René Descartes populariza este método en el siglo XVII. No obstante, son notables y numerosos los escritos y filósofos anteriores que coinciden en formulaciones similares, no solo en su contenido, sino también con evidentes similitudes formales, que sugieren fuertemente que los pudo haber tomado como fuente de consulta e inspiración en su propia filosofía.
Descartes expone que su objetivo es encontrar verdades seguras, tangibles y fácticas de las cuales no sea posible dudar en absoluto, verdades evidentes que permitan fundamentar la edificación del conocimiento con absoluta garantía. El primer problema planteado es cómo encontrarlas y, para resolverlo, expone el método de la duda.
En este método la cuestión preliminar y fundamental es la de decidir por dónde empezar la búsqueda. La respuesta y el primer momento de este proceso de búsqueda del conocimiento verdadero es la llamada duda metódica. La duda metódica consiste en descartar cualquier supuesto no seguro, del que se pueda dudar. Si esta existe, este supuesto podría ser verdadero o falso. No permitiría construir sobre él el conocimiento.[1]
Descartes publica por primera vez esta idea en francés en 1637, «Je pense, donc je suis», (Pienso luego existo), en su Discurso del método.[2] Luego aparece en latín en su famosa expresión «Cogito, ergo sum», en 1644 en sus Principios de la Filosofía.[3]
Antecedentes en el método y en los argumentos de Descartes
Con base a que René Descartes estaba muy entusiasmado por tener en claro todo lo del mundo exterior y que todo sea verdad o que tenga un punto fijo o una base real y específica de los hechos en la realidad.
Lo que plantea Descartes al exponer la duda metódica y demás argumentos fundamentales del Discurso del Método, había ya sido formulado de modo muy semejante por otros filósofos cercanos a su tiempo, en el siglo anterior, y también en remotos siglos anteriores.
Así Francisco Sánchez el Escéptico,[4] ya dibuja el método cartesiano de la duda metódica en 1576.
«... Daba vueltas a los dichos de los antiguos, tanteaba el sentir de los presentes: respondían lo mismo; mas, que me diera satisfacción, absolutamente nada... ... En consecuencia, retorné a mí mismo, y poniendo todo en duda como si nadie hubiera dicho nada jamás, comencé a examinar las cosas mismas, que es el verdadero saber. Analizaba hasta alcanzar los principios últimos. Haciendo de ello el inicio de la contemplación, cuanto más pienso más dudo ...»
Además la idea expresada en «cogito ergo sum», ("pienso, luego existo"), que se atribuye a Descartes, ya fue expresada poco tiempo antes y de forma casi exacta por Gómez Pereira en 1554:[5]
Explicación:
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