Respuestas
Respuesta:
1. Siempre programa tu día
Tenemos varias tareas por hacer, lo sabemos.
Pero, ¿qué pasa cuando no sabemos qué hacer o por dónde comenzar?
¡Simple!
Nuestro cerebro se aprovecha de esta indecisión para convencernos de no hacer el trabajo duro y por el contrario, hacer lo más fácil: “ver ese video divertido en Youtube”.
Por eso es tan importante programar nuestro día.
Al crear y estar listos para seguir un plan, eliminamos la necesidad de tomar decisiones en el momento.
Decidimos por adelantado no distraernos, lo que generalmente sucede cuando tenemos un momento de duda sobre en qué trabajar a continuación.
2. Deja a un lado la multitarea
Muchos creemos que la multitarea nos hace más productivos, que es una fortaleza.
¡Incorrecto!
Ninguna de las tareas que estemos haciendo la vamos a realizar de manera eficiente, esto debido a que ninguna de ellas va a recibir suficiente atención.
Además, investigaciones han demostrado que la multitarea no funciona (al menos no con tareas cognitivamente exigentes). De hecho, cada vez que cambiamos de tarea, nos toma un promedio de 25 minutos antes de que nuestro enfoque esté completamente disponible para continuar dicha tarea.
La mejor manera de proteger nuestro cerebro es concentrarnos en una tarea a la vez y tomar descansos para recuperar nuestra energía.
3. Identifica tus 3 prioridades
Identificar nuestras prioridades diarias es fundamental para nuestro enfoque y productividad.
A menudo, nos distraemos realizando tareas menos importantes como revisar el correo electrónico, las redes sociales o realizar llamadas telefónicas, precisamente porque no hemos identificado lo que es realmente importante.
Nos sentimos cansados porque hemos trabajado duro, pero en realidad no hemos hecho nada porque no logramos abordar nuestras tareas más importantes.
Elegir las 3 tareas más importantes significa que hemos pensado en nuestras prioridades y en qué tareas tendrán un mayor impacto en nuestro trabajo. Tan pronto como las hayamos identificado, es mucho más fácil decir no a aquellas que podrían consumir nuestro tiempo y atención.
4. Presta atención a tu entorno
Nuestro entorno tiene una influencia significativa en lo que pensamos y sentimos.
Si trabajamos en un entorno desordenado o inadecuado, es una de las formas más seguras de distraernos.
Mientras más cosas tengamos en nuestro escritorio, pantallas y teléfonos celulares, más cosas competirán por nuestra atención.
Como ya sabemos, nuestro cerebro no es muy bueno haciendo múltiples cosas y la multitarea es menos productiva que hacer una sola cosa a la vez.
El desorden desvía nuestra atención de lo que estamos haciendo.
Mantener un espacio organizado nos permite estar mejor enfocado en cada tareas que realicemos.
5. Organiza tus pensamientos
Además de las distracciones externas, como las notificaciones, el correo electrónico y las redes sociales, las distracciones internas pueden ser igualmente perjudiciales.
Los pensamientos, las preocupaciones y el estrés, por ejemplo, pueden ocupar por completo nuestra mente y disminuir nuestro enfoque.
Tenemos demasiados pensamientos pasando por nuestra cabeza y nos es difícil saber qué hacer primero, qué es importante o urgente y comenzamos a abrumarnos.
Dejamos que el desorden mental se acumule haciendo que interfiera con nuestra productividad y tranquilidad.
Para esto es necesario organizar nuestros pensamientos, escribir y organizar todo aquello que está en nuestra cabeza. Esto nos ayudará a priorizar, aclarar nuestra mente y lograr determinar nuestras tareas más importantes sobre las urgentes.
Cómo despejar nuestra mente con una descarga cerebral o «brain dump»
6. Usa técnicas como el «time-boxing» o «time-blocking» para controlar tu tiempo
Usar técnicas de «time-boxing» o «time-blocking» implica asignar períodos de tiempo fijos a nuestras actividades.
No importa qué técnica utilices, cada día, programa al menos 2 horas de tiempo de trabajo ininterrumpido en el que te concentres intensamente en una tarea importante.
Esto significa no correo electrónico, no redes sociales, no teléfono. Solo tú y tu tarea.
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