5 conclusiones sobre el conflicto en Colombia

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Conclusiones generales y recomendaciones

De las observaciones y análisis de los cuatro capítulos que integran esta investigación, extraemos las siguientes conclusiones.

Acuerdo Final de Paz posibilidad para lograr la modernidad de Colombia

El negativo impacto directo que históricamente ha tenido el prolongado conflicto armado en Colombia se ha traducido en la destrucción del tejido social y en la falta de presencia real del Estado en vastas zonas de su territorio, lo cual ha supuesto que este país no haya logrado superar la premodernidad.

Las diversas causas objetivas y subjetivas que han generado una crítica e histórica realidad social han sido en buena medida el motor para que en la sociedad colombiana hayan irrumpido grupos insurgentes como válvula de escape frente a una oclusión política y socioeconómica del país originada por una endogámica clase dirigente caracterizada por pertenecer a “un partido único” como el tándem liberal-conservador que al finalizar el siglo XX e iniciar el XXI encasilló al Estado, incluso constitucionalmente, sobre cánones neoliberales en lo económico; desinstitucionalización en lo político; subordinación en materia de política internacional; inequidad en lo social; y complicidad e impunidad frente al fenómeno del paramilitarismo.

El conflicto armado que ha vivido Colombia durante el último medio siglo tiene profundas razones históricas y sociológicas que hacen que sus características se diferencien de las que han enfrentado el resto de países del continente latinoamericano. Grupos insurgentes como las FARC, el ELN, el EPL, el M-19, el Quintín Lame, para mencionar no más los principales, tienen respectivamente una morfología diferente y unas razones políticas y sociales muy características que reflejan la complejidad de una sociedad tan disímil como la colombiana.

Por eso es que los esfuerzos de paz y de reinserción de la principal organización insurgente del país de alguna manera constituyen un avance en el proceso histórico colombiano caracterizado por los lastres sociales y políticos de una sociedad que aún no ha podido superar y que sin embargo amplios sectores del país no han logrado ni comprender su dimensión, o no han terminado por aceptar el pacto para avanzar hacia una etapa de posconflicto que posibilite un nuevo contrato social que afiance y aclimate la convivencia nacional.

En efecto, la derrota del plebiscito que refrendaba el Acuerdo de Paz del 2 de octubre de 2016 denotó que acepciones como paz, posconflicto o posacuerdo, son, como diría el politólogo argentino Ernesto Laclau, significantes vacíos, que a una buena parte del país le dicen poco o nada, y por tanto, hay que llenarlas de contenido. Para un alto porcentaje de los sectores urbanos de Colombia, el proceso de paz, no obstante la importancia histórica que denota, infortunadamente no tiene la connotación sociopolítica que tendría que significar.

Es tarea pendiente el escarbar política y sociológicamente porqué se produjo la victoria del No en esa consulta plebiscitaria y la falta de entusiasmo e interés por unas negociaciones como las de La Habana que terminaron con un Acuerdo de Paz que constituye un paso fundamental para la sustentabilidad del presente y futuro de una sociedad desestructurada como la colombiana.

Explicación:

CORONITA POR FAVOR

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