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Cuando comenzó esta etapa, en el siglo XVI, la humanidad había recorrido un largo camino de progreso, se había descubierto América y había más medios de comunicarse y conocerse. En el campo del vestido ocurrieron cambios muy importantes: los tejitos se habían perfeccionado, tanto en las fibras con que se realizaban, como en su textura y en su colorido. Al mismo tiempo se había desarrollado enormemente el comercio de larga distancia y por eso las fibras lujosas, como la seda, estaban al alcance de grupos sociales cada vez más numerosos. Y fue el momento en el que la moda española se imitó en toda Europa.
En 1925, para escándalo de muchos, acaeció la verdadera revolución del vestir femenino: la falda corta. Había aparecido un nuevo tipo de mujer: el nuevo ideal andrógino, las chicas se esforzaban por parecerse a los chicos lo más posible. Las curvas, atributo femenino tan admirado otrora- era ocultado metódicamente, para dar el golpe final a su intento de romper esquemas, las mujeres se cortaban el pelo a lo garçon y apareció la chica charlestón.
Cuando terminó la II Guerra Mundial había ocurrido una revolución silenciosa, pues mientras los soldados estaban en el frente de guerra las mujeres tuvieron que mantener las fábricas en plena producción y ahí se inició el camino de la incorporación masiva de las mujeres al mundo laboral en todos sus escalones. El trabajo femenino supuso comenzar un camino de liberación que se reflejó en todos los aspectos de la vida y también en la manera de vestir. Así en los años cincuenta se usaban los primeros pantalones femeninos y aparecieron los trajes sin mangas o las faldas con aberturas.
Fue en los años 60 cuando la moda se centró, por primera vez en los adolescente. Los cambios fueron el resultado de una incertidumbre general sobre los que el futuro depararía un deseo de rebeldía. A mediados de los 60 las faldas se acortaron por encima del muslo y se impusieron las botas altas. Las fibras artificiales se hicieron tan populares como las naturales; se usaban también otros materiales como el papel, metal, charol y, sobre todo, el denim, la tela con la que se confeccionan los vaqueros.... Era una época muy incierta, casi temerosa, el estilo hippie impuso vaqueros con flores o encajes y pantalones de campana de algodón, camisas con estampados, faldas hasta los pies y el pelo cubierto de flores para todos. Hubo dos tendencias que afectaron a la moda : la vuelta a la naturaleza y el creciente impacto del movimiento de liberación femenina, representado quizás por el uso masivo del pantalón.
Dentro de ese panorama hay un hecho clave que está representado por la utilización generalizada de los vaqueros, los cuales son la primera manifestación de la moda unisex. La presencia generalizada de esta prenda ha coincidido con el hecho de que las mujeres comenzaran sus esfuerzos, cada vez mayores, para entrar en nuevas carreras y ponerse a prueba a sí mismas en los, hasta ahora, dominios del hombre. Ante la nueva situación algunas mentes optimistas han podido pensar que ese camino en busca de su realización que las mujeres han recorrido ha triunfado por fin. Pero si hemos prestado atención a nuestra pasarela de la historia habremos visto que siempre han sido las mujeres las que han tomado prendas del vestuario de los hombres, porque eran los que tenían el poder y el prestigio, nuestro camino de dignificación culminará el día en que nuestras prendas sean usadas por los hombres sin resultar ridículos. Porque ese día habremos alcanzado la igualdad de prestigio en la sociedad.
En 1925, para escándalo de muchos, acaeció la verdadera revolución del vestir femenino: la falda corta. Había aparecido un nuevo tipo de mujer: el nuevo ideal andrógino, las chicas se esforzaban por parecerse a los chicos lo más posible. Las curvas, atributo femenino tan admirado otrora- era ocultado metódicamente, para dar el golpe final a su intento de romper esquemas, las mujeres se cortaban el pelo a lo garçon y apareció la chica charlestón.
Cuando terminó la II Guerra Mundial había ocurrido una revolución silenciosa, pues mientras los soldados estaban en el frente de guerra las mujeres tuvieron que mantener las fábricas en plena producción y ahí se inició el camino de la incorporación masiva de las mujeres al mundo laboral en todos sus escalones. El trabajo femenino supuso comenzar un camino de liberación que se reflejó en todos los aspectos de la vida y también en la manera de vestir. Así en los años cincuenta se usaban los primeros pantalones femeninos y aparecieron los trajes sin mangas o las faldas con aberturas.
Fue en los años 60 cuando la moda se centró, por primera vez en los adolescente. Los cambios fueron el resultado de una incertidumbre general sobre los que el futuro depararía un deseo de rebeldía. A mediados de los 60 las faldas se acortaron por encima del muslo y se impusieron las botas altas. Las fibras artificiales se hicieron tan populares como las naturales; se usaban también otros materiales como el papel, metal, charol y, sobre todo, el denim, la tela con la que se confeccionan los vaqueros.... Era una época muy incierta, casi temerosa, el estilo hippie impuso vaqueros con flores o encajes y pantalones de campana de algodón, camisas con estampados, faldas hasta los pies y el pelo cubierto de flores para todos. Hubo dos tendencias que afectaron a la moda : la vuelta a la naturaleza y el creciente impacto del movimiento de liberación femenina, representado quizás por el uso masivo del pantalón.
Dentro de ese panorama hay un hecho clave que está representado por la utilización generalizada de los vaqueros, los cuales son la primera manifestación de la moda unisex. La presencia generalizada de esta prenda ha coincidido con el hecho de que las mujeres comenzaran sus esfuerzos, cada vez mayores, para entrar en nuevas carreras y ponerse a prueba a sí mismas en los, hasta ahora, dominios del hombre. Ante la nueva situación algunas mentes optimistas han podido pensar que ese camino en busca de su realización que las mujeres han recorrido ha triunfado por fin. Pero si hemos prestado atención a nuestra pasarela de la historia habremos visto que siempre han sido las mujeres las que han tomado prendas del vestuario de los hombres, porque eran los que tenían el poder y el prestigio, nuestro camino de dignificación culminará el día en que nuestras prendas sean usadas por los hombres sin resultar ridículos. Porque ese día habremos alcanzado la igualdad de prestigio en la sociedad.
arelylopez1231:
muchas grasias
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Cuando comenzó esta etapa, en el siglo XVI, la humanidad había recorrido un largo camino de progreso, se había descubierto América y había más medios de comunicarse y conocerse. En el campo del vestido ocurrieron cambios muy importantes: los tejitos se habían perfeccionado, tanto en las fibras con que se realizaban, como en su textura y en su colorido. Al mismo tiempo se había desarrollado enormemente el comercio de larga distancia y por eso las fibras lujosas, como la seda, estaban al alcance de grupos sociales cada vez más numerosos. Y fue el momento en el que la moda española se imitó en toda Europa.
En 1925, para escándalo de muchos, acaeció la verdadera revolución del vestir femenino: la falda corta. Había aparecido un nuevo tipo de mujer: el nuevo ideal andrógino, las chicas se esforzaban por parecerse a los chicos lo más posible. Las curvas, atributo femenino tan admirado otrora- era ocultado metódicamente, para dar el golpe final a su intento de romper esquemas, las mujeres se cortaban el pelo a lo garçon y apareció la chica charlestón.
Cuando terminó la II Guerra Mundial había ocurrido una revolución silenciosa, pues mientras los soldados estaban en el frente de guerra las mujeres tuvieron que mantener las fábricas en plena producción y ahí se inició el camino de la incorporación masiva de las mujeres al mundo laboral en todos sus escalones. El trabajo femenino supuso comenzar un camino de liberación que se reflejó en todos los aspectos de la vida y también en la manera de vestir. Así en los años cincuenta se usaban los primeros pantalones femeninos y aparecieron los trajes sin mangas o las faldas con aberturas.
Fue en los años 60 cuando la moda se centró, por primera vez en los adolescente. Los cambios fueron el resultado de una incertidumbre general sobre los que el futuro depararía un deseo de rebeldía. A mediados de los 60 las faldas se acortaron por encima del muslo y se impusieron las botas altas. Las fibras artificiales se hicieron tan populares como las naturales; se usaban también otros materiales como el papel, metal, charol y, sobre todo, el denim, la tela con la que se confeccionan los vaqueros.... Era una época muy incierta, casi temerosa, el estilo hippie impuso vaqueros con flores o encajes y pantalones de campana de algodón, camisas con estampados, faldas hasta los pies y el pelo cubierto de flores para todos. Hubo dos tendencias que afectaron a la moda : la vuelta a la naturaleza y el creciente impacto del movimiento de liberación femenina, representado quizás por el uso masivo del pantalón.
En 1925, para escándalo de muchos, acaeció la verdadera revolución del vestir femenino: la falda corta. Había aparecido un nuevo tipo de mujer: el nuevo ideal andrógino, las chicas se esforzaban por parecerse a los chicos lo más posible. Las curvas, atributo femenino tan admirado otrora- era ocultado metódicamente, para dar el golpe final a su intento de romper esquemas, las mujeres se cortaban el pelo a lo garçon y apareció la chica charlestón.
Cuando terminó la II Guerra Mundial había ocurrido una revolución silenciosa, pues mientras los soldados estaban en el frente de guerra las mujeres tuvieron que mantener las fábricas en plena producción y ahí se inició el camino de la incorporación masiva de las mujeres al mundo laboral en todos sus escalones. El trabajo femenino supuso comenzar un camino de liberación que se reflejó en todos los aspectos de la vida y también en la manera de vestir. Así en los años cincuenta se usaban los primeros pantalones femeninos y aparecieron los trajes sin mangas o las faldas con aberturas.
Fue en los años 60 cuando la moda se centró, por primera vez en los adolescente. Los cambios fueron el resultado de una incertidumbre general sobre los que el futuro depararía un deseo de rebeldía. A mediados de los 60 las faldas se acortaron por encima del muslo y se impusieron las botas altas. Las fibras artificiales se hicieron tan populares como las naturales; se usaban también otros materiales como el papel, metal, charol y, sobre todo, el denim, la tela con la que se confeccionan los vaqueros.... Era una época muy incierta, casi temerosa, el estilo hippie impuso vaqueros con flores o encajes y pantalones de campana de algodón, camisas con estampados, faldas hasta los pies y el pelo cubierto de flores para todos. Hubo dos tendencias que afectaron a la moda : la vuelta a la naturaleza y el creciente impacto del movimiento de liberación femenina, representado quizás por el uso masivo del pantalón.
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