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Las diferencias en precio entre los reproductores son grandes, y las posibilidades, muchas. La elección depende de las necesidades del comprador. Para tomar la decisión correcta y realizar la compra adecuada es necesario empezar por distinguir entre dos tipos de tecnología: Reproductores con memoria Son muy parecidos a los llaveros de memoria, pero con una salida de auriculares y mandos para reproducir canciones. La mayoría de los modelos ofrecen 256 MB o 512 MB, con un máximo de 1 GB. Algunos de ellos pueden ampliar la memoria con tarjetas, como las que se usan en las cámaras digitales. Muchos modelos también incorporan un receptor de radio FM. Su precio, a partir de 60 euros. Aparatos con disco duro El reproductor contiene un pequeño disco duro, como los de los ordenadores portátiles. La capacidad es muy grande, hasta 60 GB, suficiente para la colección de cedés de una vida entera. A cambio, el peso también es mayor, y el consumo de batería. Cada vez más, son auténticos centros de entretenimiento y ocio digital, con una pantalla para ver fotografías y películas. La diferencia fundamental es el precio. Los de disco duro están en torno a los 300 euros, llegando a alcanzar los 600 y hasta 1.000 euros para los modelos de mayor capacidad y prestaciones. Calidad de sonido La calidad es independiente de que éste funcione con memoria flash o con disco duro. En general, el factor más importante para una buena audición son los auriculares. En muchas ocasiones los auriculares suministrados son mediocres, sobre todo con los reproductores de memoria flash. Como ocurre con todos los productos informáticos, los precios bajan cada cierto tiempo. A la hora de comprar, conviene optar siempre por lo penúltimo. |||| En 1979 Sony revolucionó el mundo de la música con la salida al mercado del primer radiocasete portátil. El walkman hizo realidad el sueño de muchos aficionados a la música: por primera vez cualquier persona podía salir a la calle y escuchar sus canciones favoritas en cualquier lugar. Tuvieron un éxito comercial incontestable y, por supuesto, evolucionaron. Con el paso del tiempo incorporaron poco a poco más prestaciones -radio FM/AM, grabadora, ecualizador, reducción de ruido, potenciador de graves, etcétera- a la vez que afilaban su tamaño y estilizaban su diseño. Su triunfo supuso un fuerte desafio al vinilo y la popularización de las cintas como principal soporte de reproducción analógico. |||| Primero cayó el vinilo. Después, las cintas. En los noventa, la música se hizo definitivamente digital gracias al cedé. Por supuesto, el walkman también cambió para adaptarse al nuevo soporte: había nacido el discman. Tardó tiempo en reemplazar a su predecesor, pero el primer discman ya había nacido en 1984. También fue Sony la que dio primero al poner a la venta una pequeña caja de estrecho grosor que permitía cargar decenas de canciones en los entonces novedosos discos compactos. En su evolución tuvo mucho que ver el auge de la informática. A partir de mediados de los noventa incorporaron la posibilidad de reproducir discos que contuvieran canciones en formato digital MP3. |||| En el 98 llegó el primer MP3. Al principio, fue demonizado, pero poco a poco fue conquistando el mercado. Y es que todo eran ventajas: sin apenas perder calidad de sonido, era más pequeño y podía reproducir más horas de música. Sólo imponía un requisito: tener ordenador. Con un pecé o un Mac, las pistas de audio de un cedé podían ser comprimidas; y si se utilizaban las redes de intercambio de archivos a través de Internet, el tesoro de canciones a disposición del usuario se volvió inagotable. En el cambio generacional, por una vez, Sony no fue la primera, sino la última. Tras empeñarse muchos años en un formato de compresión propio, ha empezado a fabricar sus propios reproductores MP3.
Explicación:
Leete esto y averigua las diferencias