• Asignatura: Psicología
  • Autor: saratorres2428b
  • hace 3 años

cuento sobre la autoaceptacion​

Respuestas

Respuesta dada por: mlbk515
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Había una vez un gnomo pequeñito, como todos los gnomos. Pero este tenía un problema: él quería ser más alto.

-Los gnomos somos así, pequeñitos, así que no le des más vueltas -le decía su mamá.

Pero el gnomo no se conformaba con eso. Él quería ser más alto y se propuso conseguirlo.

-Haré lo que haga falta, pero seré mucho más alto -decía el gnomo.

Tanto lo repitió que se convenció de que podría conseguirlo. Así que un día decidió salir a explorar el mundo, puesto que allí donde estaba ya lo había probado todo y no había conseguido nada.

El gnomo se fue todo contento, dispuesto a lograr su gran propósito. Y pensando en ello estaba cuando se paró frente a un gran árbol. Lo observó y, tras un largo rato, le preguntó:

-Árbol, ¿por qué eres tan alto?

-Los árboles somos así - respondió el árbol-. Hundimos nuestras raíces en la tierra y crecemos buscando el sol.

El gnomo decidió probar. Hizo un agujero en el suelo, metió los pies, luego los cubrió de tierra y se quedó allí. Pero las horas pasaban y el gnomo no crecía. Llegó la noche y, como no podía dormir de pie, tuvo que desenterrarse los pies y buscar un lugar donde dormir.

Al día siguiente el gnomo decidió seguir su camino y buscar otras alternativas. Entonces se encontró con una jirafa.

-Jirafa, ¿por qué eres tan alta? -le preguntó.

-Las jirafas somos así -dijo esta-. Para llegar a comer las hojas de los árboles más altos necesitamos ser altas y tener cuellos largos.

El gnomo pensó que esta podría ser una buena idea. Así que se subió a una piedra, dejó su comida colgando de la rama de un arbusto y se estiró todo lo que puedo para intentar alcanzarla. Así estuvo mucho rato sin lograr alcanzar la comida y sin crecer absolutamente nada.

Finalmente se subió a la piedra otra vez, cogió la comida, almorzó y se fue en busca de otra solución.

Después de un rato vio una serpiente. Era muy larga. Pero como le daba un poco de miedo no le preguntó nada; simplemente la observó. La vio deslizarse y alargarse más y más. Así que gnomo decidió imitarla. Se tumbó en el suelo y se estiró todo lo que puedo. Pero después de un rato no había crecido nada y solo había conseguido hacerse daño.

Así que se levantó y se puso otra vez en marcha. Tras un rato caminando se sentó junto a un río y vio unos renacuajos nadando entre las piedras.

El gnomo que quería ser más alto-Pobrecitos -pensó-. Son tan pequeños…

Entonces vio algo que le llamó la atención. Un pez se acercaba y, justo cuando se disponía a comerse a los renacuajos, estos se escondieron entre las piedras.

-Vaya, parece que ser pequeño tiene sus ventajas -dijo el gnomo.

Fue entonces cuando el gnomo se dio cuenta de que ser bajo también tenía sus ventajas. Y que, de tanto luchar para conseguir lo que no tenía, no estaba disfrutando de todas las cosas buenas que tenía a su alrededor.

Así que el gnomo volvió a casa y decidió que, a partir de ese momento, iba a dedicarse a descubrir todas las posibilidades que tenía ser pequeño. Porque cada uno es lo que es, y la gracia no es ser otra cosa, sino sacarle todo el partido posible a lo que tienes.

Respuesta dada por: cargloriacartes6
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Respuesta:

Estrella de Mar estaba enamorada de Pulpo y por eso, empezó a dejarse ver mucho más por ese barrio tropical con intención de conquistar sus tres corazones. Pulpo era bueno, guapo y tenía unos fuertes tentáculos pero, aunque pasaba por su lado continuamente, nunca reparaba en ella.

Un día Estrella de Mar se puso un vestido de colores precioso que le quedaba muy bien, realmente estaba bella, se lo dijeron todos sus amigos pero, ella no se veía bien y, Pulpo, nadando con sus amigos calamares entre las hiedras ni siquiera la miró.

Otra tarde fue a la peluquería y salió de allí con un peinado de trenzas que gustó mucho a  todos sus amigos.

— Estás guapísima — dijeron todos a la vez, pero, Estrella de Mar, nunca se veía guapa y, aunque Pulpo pasó jugando a su lado con sus amigos sepias, ni siquiera reparó en ella.

Entonces Estrella de Mar, aconsejada por una caracola, fue a dar clases de canto con una ballena pero, a los pocos días, creyendo que desafinaba mucho y que no cantaba bien, a pesar de los ruegos de su profesora, dejó de asistir a las clases.

Días después aconsejada por un mero empezó a aprender a bailar y, aunque lo pasaba fenomenal en las clases, como era muy vergonzosa y creía que lo hacía muy mal dejó de asistir a las clases de baile.

Por las noches, a la hora de dormir, Estrella de Mar pensaba que Pulpo nunca se iba a fijar en ella y sufría porque, hasta ese momento, no había conquistado ninguno de sus tres corazones y, aunque intentó olvidarse de él con todas sus fuerzas, la realidad es que no podía.

Una mañana Estrella de Mar decidió pedir consejo a la luna, todos decían de ella que era buena, comprensiva y muy inteligente. Esperó impaciente a que llegara la noche y cuando salió, se dirigió a la  orilla para que la pudiera ver bien.

— ¡Eh, luna! - gritó, ¡aquí! ¿Me puedes ayudar?

La luna enseguida vio a Estrella y  contestó:

— Dime Estrella, ¿qué necesitas?

Estrella de Mar le contó entonces lo enamorada que estaba de Pulpo, todo lo que había hecho por conquistar sus tres corazones y lo mal que se sentía con ella misma.

La luna escuchó pacientemente a Estrella de Mar y dijo:

Nunca podrás enamorar a Pulpo mientras no seas capaz de quererte a ti misma. Reflexiona sobre lo que te digo y empieza a cambiar tu actitud.

Estrella de Mar se quedó muy callada y estuvo toda la noche pensando en las palabras de la luna sin poder conciliar el sueño.

A la mañana siguiente, contó a sus amigos lo que había hablado con la luna y, todos estuvieron de acuerdo con su sabio consejo.

Estrella de Mar entonces recapacitó seriamente en todo lo sucedido y, empezó a quererse más a ella misma.

Una mañana amaneció muy contenta y se puso a cantar feliz sin importarle quien escuchaba y, Pulpo que nadaba por allí, de repente, notó que uno de sus corazones latía más deprisa de lo habitual. Y quedó enamorado de su voz.

Otro día Estrella de Mar empezó a bailar dejándose llevar por las olas sin importarle quien miraba y, Pulpo que nadaba por allí, quedó embelesado con sus elegantes movimientos, sintiendo que su segundo corazón latía aceleradamente.

Una tarde Estrella de Mar decidió vestirse muy guapa y hacerse las trenzas que tanto habían gustado a sus amigos y, sucedió que Pulpo al verla quedó prendado de su belleza y, sus tres corazones empezaron a latir acompasadamente.

Estrella por fin comprendió que para que a uno le quieran, primero debe empezar a quererse a sí mismo. Logró conquistar los tres corazones de Pulpo siendo como era y fueron muy felices.

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La rosa blanca

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La manía de la rana rockera

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