• Asignatura: Historia
  • Autor: Aliaslapalta
  • hace 3 años

¿Cómo puedes vivir las obras de misericordia en el contexto actual?

Respuestas

Respuesta dada por: angievivianacardona
6

Respuesta:

He aquí algunas maneras de vivirlas en el momento actual:

La Misericordia divina es algo tan grande y maravilloso que constituye un misterio sobrenatural, imposible de explicar con palabras humanas. Esencialmente se identifica con el ilimitado Amor de Dios hacia los hombres, cuando se mira desde el punto de vista máximamente humano; es decir, desde nuestra radical indigencia.

La Misericordia requiere una fuente, que es el Amor; pero también un destinatario débil y pobre, con cualquiera de las innumerables pobrezas humanas. De un millonario se puede ser amigo, pero no es posible tener misericordia con él (al menos por lo que respecta al dinero). La indigencia hace al sujeto digno de misericordia. Podríamos señalar la diferencia con la Caridad diciendo que la Misericordia se vuelca, no con quien más lo ‘merece’, sino con quien más lo necesita. Éste es el fondo último de la esperanza cristiana.

Frente a Dios nos encontramos −todos− radicalmente necesitados de esa Misericordia. Por la condición humana pecadora, puede decirse que vivimos inmersos en un océano de misericordia divina; “estamos llamados a vivir en misericordia” (MV, 9).

Frente al prójimo, la misericordia recibida debe transformarse en misericordia activa: todos acumulamos carencias y limitaciones que reclaman la generosidad ajena. ¡Cuánta gente sin apreturas económicas vive necesitada de afecto, de compañía, de educación; se haya escasa de salud; se sienten fracasada o se encuentra desplazada de su país y de sus amigos…!

“La Iglesia tiene la misión de anunciar la misericordia de Dios, corazón palpitante del Evangelio” (MV, 12) e invita a todos los fieles a colaborar en el remedio de las necesidades materiales y espirituales, de manera especial en este Año de la Misericordia. Jesucristo “necesita” de todos sus discípulos para hacer llegar la Misericordia de Dios al mundo entero.

Esta mediación de misericordia pertenece propiamente a la función sacerdotal de los fieles bautizados. El sacerdocio común de los fieles −o sacerdocio real, como lo llama san Pedro− los hace instrumentos de Cristo para llevar su misericordia hasta los últimos rincones del orbe. Tarea que se complementa con la mediación de los ministros sagrados, quienes aportan esa misma misericordia a los fieles a través de la Palabra de Dios y de los sacramentos: Bautismo, Reconciliación, etc.

Para facilitar aquella tarea a los cristianos, la tradición pastoral de la Iglesia ha resumido el ejercicio de la misericordia en siete Obras de Misericordia Corporales y siete Espirituales. No son las únicas; el amor es industrioso y sabe encontrar caminos nuevos ante cada necesidad humana. Pero con la relación de las catorce Obras de Misericordia la Iglesia muestra modos concretos en los que se pueden ejercitar los cristianos, y que cada uno deberá luego aplicar a su situación personal.

En las líneas siguientes intentaremos una exposición sintética de estas Obras de Misericordia: un resumen, más bien práctico, de algunas maneras de vivirlas en este mundo complejo en que se desenvuelven hoy los discípulos de Cristo.


miaalessandra200727: NO ME AYUDA RESUMEN?:v
jennyferalessandrani: No puedo leer todo esto ._. alguien tiene un resumen??
Respuesta dada por: Dorkaluz
0

Respuesta:

La Misericordia divina es algo tan grande y maravilloso que constituye un misterio sobrenatural, imposible de explicar con palabras humanas. Esencialmente se identifica con el ilimitado Amor de Dios hacia los hombres, cuando se mira desde el punto de vista máximamente humano; es decir, desde nuestra radical indigencia.

La Misericordia requiere una fuente, que es el Amor; pero también un destinatario débil y pobre, con cualquiera de las innumerables pobrezas humanas. De un millonario se puede ser amigo, pero no es posible tener misericordia con él (al menos por lo que respecta al dinero). La indigencia hace al sujeto digno de misericordia. Podríamos señalar la diferencia con la Caridad diciendo que la Misericordia se vuelca, no con quien más lo ‘merece’, sino con quien más lo necesita. Éste es el fondo último de la esperanza cristiana.

Frente a Dios nos encontramos −todos− radicalmente necesitados de esa Misericordia. Por la condición humana pecadora, puede decirse que vivimos inmersos en un océano de misericordia divina; “estamos llamados a vivir en misericordia” (MV, 9).

Frente al prójimo, la misericordia recibida debe transformarse en misericordia activa: todos acumulamos carencias y limitaciones que reclaman la generosidad ajena. ¡Cuánta gente sin apreturas económicas vive necesitada de afecto, de compañía, de educación; se haya escasa de salud; se sienten fracasada o se encuentra desplazada de su país y de sus amigos…!

“La Iglesia tiene la misión de anunciar la misericordia de Dios, corazón palpitante del Evangelio” (MV, 12) e invita a todos los fieles a colaborar en el remedio de las necesidades materiales y espirituales, de manera especial en este Año de la Misericordia. Jesucristo “necesita” de todos sus discípulos para hacer llegar la Misericordia de Dios al mundo entero.

Esta mediación de misericordia pertenece propiamente a la función sacerdotal de los fieles bautizados. El sacerdocio común de los fieles −o sacerdocio real, como lo llama san Pedro− los hace instrumentos de Cristo para llevar su misericordia hasta los últimos rincones del orbe. Tarea que se complementa con la mediación de los ministros sagrados, quienes aportan esa misma misericordia a los fieles a través de la Palabra de Dios y de los sacramentos: Bautismo, Reconciliación, etc.

Para facilitar aquella tarea a los cristianos, la tradición pastoral de la Iglesia ha resumido el ejercicio de la misericordia en siete Obras de Misericordia Corporales y siete Espirituales. No son las únicas; el amor es industrioso y sabe encontrar caminos nuevos ante cada necesidad humana. Pero con la relación de las catorce Obras de Misericordia la Iglesia muestra modos concretos en los que se pueden ejercitar los cristianos, y que cada uno deberá luego aplicar a su situación personal.

En las líneas siguientes intentaremos una exposición sintética de estas Obras de Misericordia: un resumen, más bien práctico, de algunas maneras de vivirlas en este mundo complejo en que se desenvuelven hoy los discípulos de Cristo.

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