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Respuesta:
La institución militar ha desempeñado un papel esencial a lo largo de la
historia y es quizás en la actualidad cuando más se someten a debate tanto las
guerras como la figura del soldado. Los ejércitos son una parte constitutiva de
las sociedades modernas, aunque paradójicamente la Historia Militar ha sido
contemplada, en demasiadas ocasiones, como una corriente secundaria dentro
de la historia política. Las causas de las contiendas, los armisticios o los tratados
de paz sí que se incluían entre los temas clásicos de la Historia con mayúsculas.
Pero ahí parábamos de contar. Por fortuna, en los últimos tiempos la Historia
Militar viene demostrando su habilidad para adecuarse a las nuevas tendencias
metodológicas y conceptuales. Las tradicionales descripciones de heroicas batallas van cediendo el paso a otros asuntos, más vinculados con el estudio de la vida
cotidiana, la historia cultural, la psicología del combate o la sociología. En este
sentido, campos predilectos de investigación han sido la Guerra de los Treinta
Años, la Primera Guerra Mundial y, también, el militarismo del Segundo Reich.
No queda aquí la cosa, si de ampliar horizontes hablamos. La relación entre
desarrollo tecnológico y artes militares es un hecho histórico innegable y despierta, lógicamente, curiosidad. Las tecnologías han condicionado el desarrollo
de la táctica, la logística y el armamento. No tenemos que esforzarnos en exceso
para comprobarlo. Siria se ha convertido en un formidable campo de prueba y
exhibición de armas para las grandes potencias militares. Rusia, por ejemplo,
provocó en octubre de 2014 una considerable sorpresa al disparar por primera
vez una veintena de misiles Kalibr desde un crucero en el Caspio, a 1.500 kilómetros del objetivo. Dos meses después repitió la jugada, esta vez desde un
submarino de nueva generación de clase Kilo. El cazabombardero F-22 Raptor,
la joya tecnológica norteamericana, se estrenó casi en simultáneo. Los drones
Predator y Reaper, los misiles antitanque TOW, el Eurofighter Typhoon, etc., integran asimismo la lista de armamentos modernos cuyo bautismo de fuego salta
a las páginas de la prensa diaria con relativa frecuencia.
El vínculo entre tecnología, ciencia e industria militar se consolidó después
de la Segunda Guerra Mundial –nació entonces el concepto de I+D–, si bien
ha sido y es merecedor de juicios bastante contradictorios.
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