Respuestas
Existe, en primer lugar, este descarnado hecho empírico: la propiedad del gobierno, incluso el socialismo, ha probado no ser la solución al problema de la contaminación. Incluso los defensores más idealistas de la planificación del gobierno reconocen que el envenenamiento del Lago Baikal en la Unión Soviética es un monumento a la irresponsable contaminación industrial de un recurso natural valioso. Pero hay mucho más que añadir al problema que eso. Observad, por ejemplo, las dos áreas cruciales en las que la contaminación se ha vuelto un problema importante: el aire y las vías fluviales, particularmente los ríos. Pero éstas son precisamente dos de las áreas vitales en la sociedad en que no se ha permitido el funcionamiento de la propiedad privada.
Primero, los ríos. Los ríos y los océanos también, son generalmente propiedad de los gobiernos; la propiedad privada, sin duda la propiedad privada completa, no ha sido permitida en el agua. En esencia, entonces, el gobierno es propietario de los ríos. Pero la propiedad del gobierno no es verdadera propiedad, porque los funcionarios del gobierno, mientras sean capaces de controlar los recursos no pueden obtener su valor de capital en el mercado. Los funcionarios del gobierno no pueden vender los ríos o vender acciones de ellos. De ahí que, ellos no tienen incentivos económicos para preservar la pureza y el valor de los ríos. Los ríos son, entonces, en el sentido económico, “sin propietario”; consecuentemente los funcionarios del gobierno han permitido su corrupción y contaminación. Nadie ha sido capaz de deshacerse de la contaminación de basura y residuos en las aguas. Pero consideremos lo que sucedería si las empresas privadas fueran capaces de ser dueños de los ríos y los lagos. Si una empresa privada posee el Lago Erie, por ejemplo, entonces cualquier vertido de basura en el lago seria rápidamente demandado en los tribunales por su agresión contra la propiedad privada y seria forzado por los tribunales a pagar los daños y a cesar y desistir de cualquier agresión adicional. Así, solo los derechos de propiedad privada asegurarán un final para la contaminación – invasión de recursos. Solo porque los ríos están sin dueño no hay un propietario para alzarse y defender su preciado recurso de las agresiones.