¿Por que las clases de educación física en sus comienzos eran originalmente divididas por sexo?
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El deporte, los juegos, ciertos ejercicios físicos y las danzas folclóricas fueron las prácticas que, desde el año 1940, contribuyeron con el modelado de un tipo particular de orden corporal de género. Las preocupaciones por la construcción de un tipo de masculinidad y femineidad escolar no fueron nuevas en esta disciplina escolar. De hecho, los ejercicios militares instalados en la educación física de fines del siglo XIX y principios del siglo XX estuvieron dirigidos solo a los varones, y contribuyeron en la formación del carácter masculino: el soldado-ciudadano era el ideal a alcanzar. Los ejercicios militares estaban constituidos por distintas prácticas entre las que se destacaron los movimientos uniformes de flanco, media vuelta, marchas, contramarchas, alineaciones, formación en batalla o unidades tácticas y evoluciones. Todas estas actividades delimitaron un universo kinético específico: posiciones rígidas, uniformes y erguidas. De esta manera, lo masculino se fue configurando a partir de ciertas cualidades: disciplina, firmeza, respeto a la jerarquía, obediencia, sumisión, rectitud, franqueza, tolerancia al dolor, valor, honor y coraje. Todas ellas, ligadas, imaginariamente, al mundo rnasculino. Cada uno de estos valores se encarnó en los cuerpos, y contribuyó a la configuración de cierto tipo de masculinidad (Scharagrodsky 2001).
El scouting. bajo el paraguas de la educación física escolar, también tuvo un importante papel en el proceso de generificación de los cuerpos, en especial durante la segunda década del siglo XX. Esta fórmula tuvo como mayor inquietud producir un tipo de masculinidad ligada a un cierto ethos. Su origen marcial y patriótico, acompañado de ciertos valores morales como la lealtad, el honor, la obediencia, la valentía y la limpieza moral, formaron parte de sus prácticas cotidianas. No obstante, esta forma de administrar los cuerpos, a diferencia de la gimnasia militar, comenzó a incluir a las mujeres, aunque lo hizo de una manera muy particular.
El Sistema Argentino de Educación Física, creado por Enrique Romero Brest, se instaló en la escuela primaria argentina con mucha fuerza. La combinación de «ejercicios sin aparatos y juegos para los grados superiores, y juegos distribuidos y aplicados con un criterio fisiológico para los grados inferiores. sentaron las bases de la gimnasia metodizada» (Romero Brest 1909:40). Esta propuesta, cuya vigencia se extendió durante las primeras cuatro décadas del siglo XX, tuvo un activo papel en la construcción de cierta femineidad y de cierta masculinidad. Diferentes finalidades, actividades, ejercitaciones, métodos, gradaciones y cualidades que se pretende educar configurarían un mapa desigual entre alumnos varones y alumnas mujeres.
El Sistema Argentino de Educación Física contribuyó a establecer el ideal femenino, vinculado con la maternidad, como principio rector de las prácticas corporales: su fin era la eugenesia. La maternidad tuvo su correlato en una serie de presupuestos morales que debían respetarse y que definían a la femineidad en los ejercicios físicos y en la gimnasia: el decoro, el pudor, la gracia, el recato, la delicadeza y la elegancia en los movimientos. Al mismo tiempo que se indujo ese tipo de femineidad, se sancionó todo aquello que estuviese vinculado con la virilización femenina o con supuestos deseos indecentes. para lograr este cometido se prescribieron ejercicios físicos que trabajaban ciertas partes del cuerpo -la pelvis y el abdomen- y desarrollaban ciertas capacidades físicas -velocidad y, con algunas reservas, la fuerza-.
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