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Solo te pongo esto no se si te sirva
Tragicomedia de José Félix Fuenmayor
Uno de los cuentos más bellos de la literatura colombiana
Dir. Rodrigo Saldarriaga
Marzo 26 a Abril 17 (martes a sábado) – 7:30 p.m. /
Sala Don Tomás Carrasquilla
Sentado en un sardinel, al lado de un perro, un mendigo inicia un viaje de múltiples recuerdos. En dicho recorrido,
rememora, entre muchas otras cosas cómo comenzó su historia de mendicidad, y de cómo un día por fin encontró el camino que “Dios le mostró”.
La literatura y en especial el género del cuento han nutrido al teatro de un repertorio único; es el caso de La Muerte en la Calle de José Félix Fuenmayor en donde la escritura en primera persona le otorga unos matices únicos para convertirla en pieza dramática. José Félix Fuenmayor el visionario del grupo de Barranquilla, mostró cómo el cuento a pesar de su corta extensión es un universo total y encontró matices y sonoridades propias en
la palabra. Este trabajo ha integrado profesionales en todos los campos del arte para llegar a una puesta en escena del que ha sido considerado uno de los cuentos más bellos escritos en la historia de la literatura colombiana. Pequeño Teatro rinde un homenaje con este trabajo a la literatura colombiana, al maestro de la palabra, al paria, al ser que muere anónimo todos los días en la calle.
Cuando José Félix Fuenmayor, de 81 años, murió en Barranquilla en agosto de 1966, el ya tenía mucho a tiempo de estar haciendo lo posible por vivir aislado del mundo, olvidado de todo lo que no constituyera su íntimo ambiente familiar. Nunca pudo conseguirlo. Su personalidad y su obra –dos aspectos de sensibilidad única gravitaban considerablemente, como una influencia bondadosa, sobre las gentes de su región.
Escritores nuevos como Gabriel García Márquez y Álvaro Cepeda Samudio, el pintor Alejandro Obregón, el crítico Germán Vargas y en general todo el importante grupo literario que se conoció con el nombre pintoresco de “La Cueva” (el bar barranquillero en donde algunos de ellos se reunían y que era, según el aviso publicado por su propietario “un amable refugio de cazadores e intelectuales”) se benefició mentalmente con amistad, sus escritos, con su conversación. En la cual resplandecían todas las virtudes de un hombre sencillo y cultísimo, sensato y agudo, cordial y burlón al mismo tiempo.