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El luteranismo es una de las ramas de la Reforma protestante, que también integran el calvinismo, el anglicanismo, el anabaptismo y el presbiterianismo.
El luteranismo se basa en las 95 tesis que Lutero clavó en la puerta de la iglesia de Wittenberg, Alemania, en 1517. Gracias a la invención de la imprenta, este texto se difundió rápidamente por toda Europa y consiguió numerosos adeptos, entre ellos muchos de los príncipes que gobernaban los más de 300 Estados en los que se dividía el Sacro Imperio Romano Germánico.
El luteranismo fue una reacción ante los excesos de la iglesia católica, en especial el cobro de indulgencias, la venta de cargos eclesiásticos y la concesión del perdón de los pecados a cambio de la donación de bienes.
Esta doctrina religiosa rechaza la autoridad universal del Papa, la veneración de las imágenes de los santos, el purgatorio y los mediadores entre los creyentes y Dios.
En la actualidad, existen más de 70 millones de luteranos dispersos a través del mundo, lo que convierte al luteranismo en una de las vertientes más importantes del cristianismo.
luteranismo
Retrato de Martín Lutero, realizado por Lucas Cranach, el Viejo (1543).
Características del luteranismo
Las principales características del luteranismo son las siguientes:
Considera a la Biblia como única fuente de conocimiento espiritual.
Propone recuperar los valores del cristianismo primitivo.
Sostiene que Dios no justifica al ser humano por sus obras de caridad, sino solo por su fe.
Rechaza la autoridad del Papa sobre todos los cristianos.
No acepta la veneración de las imágenes de los santos ni el purgatorio.
Acepta los sacramentos del bautismo y la eucaristía, y practica la confirmación, la unción de los enfermos y el matrimonio, pero no los considera como sacramentos instituidos por Jesucristo.
Cree en la trinidad, pero considera que Dios Padre y Dios Hijo son dos entidades diferentes.
Rechaza la creencia en la inmaculada concepción de María y su asunción en cuerpo y alma a los Cielos.
Considera a los sacerdotes como administradores de la palabra y de los sacramentos, y no como mediadores entre Dios y los creyentes.
Los ministros o pastores pueden contraer matrimonio, tener familia y ejercer actividades con fines de lucro.