Respuestas
Respuesta:
no se lo busque
Explicación:
Mi mamá decía que había una vez un señor que caminaba por la orilla del río y vio una luz que se encendió de un momento a otro, entonces dijo: tengo compañero con quién caminar. Se entretuvo cogiendo peces y cuando estaba en la mitad del río, pudo observar la forma de una vela encendida: este es el Riviel. Cuando se acercó más a ella, el señor sintió que el Riviel saltó en la canoa y murmuraba frases inconclusas. De repente, cantó un gallo y dijo: me cogió. El hombre sintió que saltaba algo. Se había ido el Riviel . Riviel, cuenta la leyenda, es un monje que lleva una vela, asusta y ahoga a los pescadores en la noche.
En todas las creencias como esta hay una marca de su origen africano. El Pacífico es una región con una cultura propia fuertemente arraigada y ligada a su tradición, sin embargo, sus habitantes de raza negra son también religiosos en el sentido oficial . Aunque el catolicismo se ha encargado de desdibujar sus dioses, esta religiosidad no se basa específicamente en actos católicos, sino en la disposición anímica de la gente a creer en ciertos ritos y comportamientos provenientes de la naturaleza. Un catolicismo pagano.
Y es por ello que rezan, tienen supersticiones, creen en el destino, en los sueños, en los amuletos, en la intuición. Le dan poder al sexo, a la música, a la danza. Todo esto funciona mágicamente dentro de la ritualidad religiosa. Una magia que envuelve el camino de cada uno de sus habitantes. La mitologia negra tiene un objetivo: ha ayudado a vivir a la gente.
El hombre ribereño necesita buscar explicaciones acerca de lo que no comprende. Su entorno geográfico está compuesto de selva, ríos y mar, y las leyendas les han servido de control inconsciente para poder sobrevivir.
Las primeras enseñanzas que reciben en casa tienen que ver con ello. El relato ha servido durante muchos años para la formación de los niños, quienes han tenido como centro de actividad hogareña las historias de la abuela. Cuando tengo un pequeño en casa y todavía no se sabe defender del mar, hay que inculcarle miedo hacia él, y constantemente se le dice que si no lo respeta y se le enfrenta, llega la Madre de Agua y se lo lleva , cuenta doña Genoveva, una vieja matrona que vive en la zona lacustre de Buenaventura. Y es que este dice ella va creciendo con ellos hasta convertirse en una regla sagrada .
De esa forma se ha fomentado una visión del mundo de carácter oral que ha pasado de generación en generación sin extinguirse. Toda cultura es una respuesta a su medio y, en el Pacífico, no hay excepción. Allí se utilizan las leyendas como una necesidad para preservar su identidad.
El hombre de Buenaventura está determinado por las condiciones que lo rodean. Es el producto del mar. Este lo ha sellado con características como la sinceridad y el comportamiento abierto. El mar le ha impuesto un camino: él modula su alimentación, su inspiración, su capacidad intelectual y reflexiva.
El pueblo trabaja con los mismos elementos de su historia. El resultado es una mezcla de ritmos y espíritus que hacen parte de su vida diaria, historias que trascienden la imaginación y se convierten en enseñanza. Todas las leyendas giran en torno del mar...
... En ciertas épocas del año cuando la noche está bien negra, se aparece un barco iluminado que entra por la bocana. Este llama a lista a personajes de la Costa Pacífica que no han muerto; desde ese momento se embarcan y desaparecen. Ese barco es el empautado del diablo. Es una historia que es cierta porque yo un día lo vi. Estaba en Guapi una noche porque acostumbrábamos el día de San Juan Bendito salir a bañarnos en la orilla con unas amigas. Ese día me tiré y vi un barco, entonces le dije a mi tía: ahí viene un barco y me dijo no mija ese es el maravelí (un barco fantasma) , relata Juanita Riascos, una morochita cuarentona.
Esta historia se le atribuye a todos los desaparecidos de la costa que se han portado mal y merecen un castigo. Siempre encuentran una razón para todo lo que les sucede, cada acto tiene una explicación.
Para eso existen las leyendas del Riviel; la de La Tunda, una mujer que sale del vientre de los montes, lleva algas en su pelo, su rostro es indefinido y su pie izquierdo es un molinillo, asusta a los niños desobedientes, los lleva a las cuevas perdidas en los manglares y los vuelve bobos; también está la Madre de Agua que acecha el fondo del río; el Hojarasquín, que no es otra cosa que el bosque en movimiento; el Duende, señor de las artes de la lucha y un enano sediento por los senos de la mujer. Las ánimas del purgatorio se convierten en aliadas de los vivientes, interceden por los hombres y ahuyentan los malos espíritus.