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El Príncipe Feliz es la historia de una majestuosa estatua que domina una ciudad. Había sido un príncipe con una vida fácil i lujosa, completamente despreocupado de lo que pasaba más allá de los muros de su castillo. Ahora permanece atado a aquella escultura inmóvil y suntuosa, bañada en oro y piedras preciosas.
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es la historia de una estatua que yacía en lo más alto de la ciudad, cuya estatua era admirada por todos, desde los niños hasta los más altos representativos de la ciudad, como el alcalde. Hasta un hombre fracasado, que lloraba al ver a la estatua tan feliz y decía, si existe en el mundo alguien completamente feliz.
Cierto día voló una golondrina a la ciudad, sus compañeras habían volado a Egipto, pero ella se quedó por estar muy enamorada de un junco que estaba en un río. Pero se dijo, a mí me gusta viajar, el que me ame también le debe gustar viajar, se lo preguntó al junco si estaba dispuesto a viajar con ella, el junco meneó la cabeza. Y ella le dijo te has burlado de mí, y se fue volando a la ciudad y llegó en la noche y viendo la estatua de, EL PRINCIPE FELIZ, voló hacia él, y se posó en los pies de la estatua. Al colocar la cabeza bajo su ala, una gota y luego otra gota cayo en su encima, aunque no había nubes que anunciara llover, es extraño se dijo, cuando estuvo a punto de volar, levanto la cabeza y vio lo ojos del príncipe feliz, llenos de lágrimas, quien eres le pregunto, soy el príncipe, y porque lloras.
El príncipe le relato su historia, que cuando fui hombre, disfrute de una vida sin preocupaciones, comiendo y jugando. Hasta que morí, y ahora desde aquí puedo ver la miseria de mi ciudad. Veo una mujer costurera muy pobre, tiene su hijo enfermo, y él le pide naranjo, y ella le da agua de río. Llévale el rubí de mi espada, no puedo, me voy a Egipto, respondió la golondrina, quédate una noche para ser mi mensajera, la golondrina aceptó y tomó el rubí de la espada de, EL PRINCIPE FELIZ y lo llevo en el pico hasta la casa de la pobre mujer, se lo dejo en la mesa y regresó y contó lo sucedido al príncipe.
A la mañana siguiente la golondrina voló al río se tomó un baño, y regresó en la noche hacia el príncipe feliz, dispuesta a realizar el viaje a Egipto, le pregunto si tenía un mensaje, el príncipe feliz le respondió, golondrinita quédate una noche más, no puedo respondió la golondrina, al otro lado de la ciudad hay un joven en una buhardilla, que se esfuerza por terminar de escribir una obra para el director del teatro; pero no terminara porque no tiene luz en su cuarto, y el hambre lo ha rendido. Mis ojos son dos zafiros, Llévale uno, él lo venderá; no puedo hacer eso, dijo la golondrina y se puso a llorar, pero como el príncipe insistió, arranco el zafiro y se lo llevó a casa del joven, entrando por el techo y se lo dejo sobre un ramo de violetas.
Al día siguiente la golondrina voló hacia el puerto, y regresó en la noche para despedirse de, el príncipe feliz, más éste le rogó que se quedara una noche más, añadiendo que en la plazoleta una niña vendedora de fósforos llora, producto de que los fósforos se le han caído en el agua, y si no lleva plata a su casa, su padre le pegara. Arráncame el otro zafiro, de mi otro ojo y llévaselo, así lo hizo la golondrina y se lo llevo a la niña, y luego dijo ahora nunca me iré, tienes que ir a Egipto dijo el príncipe, no iré a ninguna parte y se echó a dormir en los pies de, EL PRINCIPE FELIZ. A la mañana siguiente la golondrina, se posó en los hombros de, el príncipe feliz, y le relato muchas historias que había visto en diferentes lugares.
El príncipe feliz le mando volar sobre la ciudad, y a su regreso le conto, lo que vio, muchos niños pobres que mueren de hambre, otros duermen bajo un puente, el príncipe feliz, le pidió que le quitase todo el oro que tenía cubierto su cuerpo, y se lo diera a los niños pobres, y así lo hizo la golondrina, el príncipe feliz, quedando sin brillo ni belleza.
Cuando llegó la nieve, y después el hielo, el frio era insoportable; La golondrina tenía frio cada vez más, e intentaba calentarse, batiendo las alas, picoteaba las migas a la puerta del panadero, hasta que no soporto más y le dijo adiós príncipe, me alegra que te vayas a Egipto, has permanecido mucho tiempo aquí respondió EL PRINCIPE FELIZ. No iré a Egipto sino a la morada de la muerte y cayo muerta a los pies de, el príncipe feliz.
El alcalde al ver la estatua, que ya no desprendía belleza, dijo esta hecho un pordiosero, lo derribaron y los fundidores, fundieron la estatua de metal, pero el corazón de plomo del príncipe, no pudieron fundirlo y lo arrojaron a la basura, donde yacía la golondrina muerta.