aplicación de la educación cívica en tiempos de pandemia Cómo se debe practicar y si se está practicando en Panamá y cómo se ha practicado
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En medio de la crisis pandémica que enfrenta hoy la humanidad, que compromete nuestro presente y nuestro futuro, Andrey Pineda Sancho, coordinador de la Comisión Institucional e Ética y Valores (CIEV) de la Universidad Estatal a Distancia (UNED), y Emilio Martínez Navarro, catedrático de Filosofía Moral y Política en la Universidad de Murcia, España, comparten con los lectores de Acontecer una reflexión acerca del coronavirus COVID-19.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), notificó por primera vez la existencia del coronavirus (COVID-19), en Wuhan (China) el 31 de diciembre de 2019. Extendiéndose, aceleradamente a varios países asiáticos, europeos y americanos con consecuencias dramáticas para las personas.
Costa Rica no ha sido la excepción, pues el 6 de marzo el Ministerio de Salud informaba que el primer caso de COVID -19, había sido detectado. Así las cosas, según el último reporte del Ministerio de Salud del pasado viernes 28 de marzo, se registraban 295 casos positivos por COVID-19, con un rango de edad entre un año y 87 años, 138 casos son mujeres y 157 hombres, de los cuales 272 son costarricenses y 21 extranjeros, y dos casos permanecen en investigación.
Con este panorama tan abrumador el tema de la Ética y los Valores viene a ser un referente importante en un momento crucial, como el que estamos viviendo. Por tal motivo, Acontecer le consultó a Martínez Navarro y Pineda Sancho, sus opiniones acerca de la crisis pandémica.
Martínez Navarro comparte su percepción de la Ética y los Valores, en un contexto tan abrumador, como es la crisis del COVID 19, que ha cambiado el estilo de vida de las personas en un tiempo record.
En medio de la crisis pandémica que enfrenta hoy la humanidad, y que compromete en tantos sentidos nuestro presente y nuestro futuro como especie, ¿cuál papel podría o debería jugar la ética, tanto en las prácticas cotidianas de la sociedad civil, como en el comportamiento de los sectores y de las instituciones que tienen mayores capacidades de incidir en el manejo de la situación?
Es tiempo de tomarse muy en serio los valores de la ética cívica compartida (libertad responsable, igualdad cívica, solidaridad universalista, respeto activo, actitud de diálogo). La crisis económica post-pandemia va a necesitar que las instituciones políticas y económicas, velen por los millones de personas que van a quedar sin empleo, o con empleos que no permiten llevar una vida digna. No se va a entender que haya grandes desigualdades de ingresos entre los ejecutivos y los empleados de base de una misma empresa. No se va a tolerar que los políticos estén más pendientes de las elecciones, que del bien común. No se va a acepta pasivamente que los ciudadanos y ciudadanas no se comprometan mucho más por el cuidado de los demás y del medio ambiente. Todos hemos de adoptar un compromiso mayor en la ayuda mutua, en el apoyo a las personas más vulnerables: pobres, ancianos, discapacitados, niños y jóvenes, mujeres maltratadas, enfermos, etc. La pandemia nos debe hacer caer en la cuenta de que somos inter-dependientes, tanto los individuos como los países. Tiene que avanzarse hacia un nuevo orden financiero y comercial en el planeta, para que los países más débiles se puedan fortalecer. Es urgente que desaparezcan los paraísos fiscales y otros recursos fraudulentos para que todas las empresas y ciudadanos contribuyan con sus impuestos al sostenimiento de la salud pública, de la educación pública, del sistema de pensiones de jubilación público y de los demás sistemas de protección social. Necesitamos hacer frente, todos unidos, a futuras pandemias y a los efectos terribles del cambio climático que ya estamos sufriendo, y que irá a peor. Es importante que los gobiernos sean más responsables, pero también las empresas (Responsabilidad Social Empresarial), las organizaciones humanitarias y la ciudadanía en general. Necesitamos una ética de la responsabilidad compasiva, es decir: actuar con mucha atención a las consecuencias (positivas y negativas) de lo que hacemos, pero dando prioridad a las consecuencias sobre las personas más necesitadas. Hay que empoderar a todas las personas, para que sean menos vulnerables. Y también hay que revertir los daños causados al medio ambiente, porque en ello nos jugamos la supervivencia como especie.