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Y es que los caudales de agua ubicados en el área de la Corporación Autónoma Regional de la Orinoquia (Corprinoquia), entidad ambiental con presencia en 64 municipios, padecen de agotamiento y contaminación por vertimientos de aguas residuales y químicos y residuos sólidos.
El primer aspecto inicia en el manejo inadecuado de las partes altas y nacimientos de caños y ríos con repercusiones en las zonas bajas, y el segundo aspecto por la falta de alcantarillado, plantas de tratamiento, la no utilización de tecnologías para la disposición final de basuras y por las actividades agrícolas e industriales.
La problemática ambienta de la región se discrimina en cuatro zonas: piedemonte, altillanura, sabana inundable y zonas de páramo y zonas altas de montaña , dijo Argemiro Mariño Gallo, subdirector de planeación de la Corporación Autómona Regional de la Orinoquia (Corporinoquia).
Y aunque en estas zonas la mano del hombre ha tenido un elevado efecto, los más graves problemas se presentan en el piedemonte, donde se concentran las zonas pobladas.
La afectación ambiental en el piedemonte tiene origen principalmente en los residuos sólidos, potrerización de laderas y la actividad agrícola. De 1,3 millones de hectáreas que había hace 30 años, hoy se cuenta con unas 300 mil hectáreas donde es necesario emprender acciones de conservación.
La altillanura, desde la margen derecha del río Meta hasta los límites del río Guaviare y Orinoco, está conformada por unos 10 millones de hectáreas con pastos de praderas naturales y poco fértiles. En la sabana inundable, comprendida desde el piedemonte hasta la margen izquierda del río Meta, se encuentran praderas naturales, matas de monte, esteros y bosques de galería.
La última zona es la ladera del flanco oriental de la cordillera oriental, es decir, los páramos y las zonas altas de montaña, donde precisamente nace la mayoría de ríos de la región. Y el problema está precisamente en que esta área es fábrica de agua.
Igual que el piedemonte, los páramos padecen la potrerización y la introducción de cultivos como la papa, que motivan la tala de bosques naturales, conformados por líquenes y frailejones.
Claro que no hay que olvidar que la región también enfrenta problemas por la pérdida biodiversidad, porque en estos ecosistemas es frecuente el tráfico ilegal de flora y fauna, al punto que hay especies en vía de extinción especialmente en la fauna.
Los esfuerzos siempre son escasos frente a la gran necesidad de un mayor control al tráfico ilegal, y así se adopten políticas, se reglamente y exista coordinación entre los organismos de control, el tráfico de especies sigue existiendo , dijo Mariño Gallo.
El segundo factor generador de contaminación tiene origen en los centros urbanos por el manejo inadecuado de las aguas residuales y residuos sólidos que deterioran el suelo, el agua y el aire.
Otro elemento común en los grandes centros urbanos de la región es el poblamiento de las zonas de riesgo y amenaza, como son las rondas de ríos y laderas.
La actividad agroindustrial pese a ser un generador de crecimiento económico está degradando los recursos naturales y en muchos casos afectando a los centros poblacionales.
La industria del arroz, por ejemplo, causa los mayores daños ambientales mediante la mala utilización de canales de riego y utilización de químicos. Sus repercusiones son en cuanto a cantidad y calidad del agua.
Sobre este fenómeno existen innumerables ejemplos en la región como son los ríos Pauto, Charter, Tocaría, en Casanare, pero el caso más preocupante es el río Meta por su importancia para la navegación fluvial.
Y una cuarta problemática de la región es la industria petrolera, que aunque cumple los planes de manejo ambiental, siempre genera impacto sobre el medio ambiente.
Foto La situación de los ríos, que son afectados con el mal uso de las aguas y el manejo de las cuencas altas, es un hecho que preocupa a las entidades ambientales.