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Un rey y una reina no tienen hijos. Un día la reina sale a pasear al jardín y cuando ve a una planta de rosmarino, rodeada por sus vástagos, se lamenta de que la planta tenga tantos hijos y ella, por muy reina que es, ni uno solo. Poco tiempo después, la reina da a luz, pero no a un bebé humano, sino una planta de rosmarino, como la que había visto en el jardín aquel día. La reina pone la planta en una maceta y la riega con leche todos los días. Un día la reina recibe una visita de su sobrino, el Rey de España, que se fija en la planta de rosmarino que su tía tiene en una maceta y le pregunta por ella. La reina le explica a su sobrino que la planta es su hija, a la que riega cuatro veces al día con leche de cabra. Al rey le gusta tanto la planta que se la roba a su tía, compra una cabra, para ordeñarla leche fresca con la que regar la planta y parte en su barco de regreso a su reino. Durante la travesía el rey ordeñaba la cabra todos los días y con la leche recién ordeñada regaba la planta.
Una vez que el rey está de vuelta en su palacio, planta la rosmarina en su jardín. Al rey le gustaba mucho tocar la flauta, y cuando podía iba al jardín a tocar la flauta. Un día que está en el jardín de la planta de rosmarino sale una hermosa joven que baila con él al son de la música. Cuando terminó de tocar, volvía al rosmarino. A partir de ese día, el rey, en cuanto acababa de atender los asuntos de estado, se iba al jardín a tocar la flauta para que la muchacha saliera del rosmarino y bailasen juntos. Pero esos felices días no duran mucho, pues estalla la guerra y el rey se tiene que ir a luchar. Antes de partir le pide a la muchacha que no salga de la planta hasta que él haya vuelto, y para que sepa que es él, tocará tres notas de la flauta cuando llegue; y al jardinero que riegue la planta con leche cuatro veces todos los días, advirtiéndole que, como se encuentre la planta marchita cuando vuelva, ordenara que le corten la cabeza.
Durante la ausencia del rey, sus tres hermanas, para averiguar por qué su hermano pasaba tanto tiempo tocando en el jardín, registraron sus aposentos, aprovechando que no estaba, cogieron la flauta y fueron al jardín, dónde cada una toca una nota. La muchacha en la planta de rosmarino, al oír las tres notas, cree que es el rey, que ha regresado, y sale. En cuanto las hermanas del rey la ven se dan cuenta que ella es la razón de que su hermano pasase tanto tiempo en el jardín, y la pegan tal paliza que la muchacha, en cuanto consigue librarse de ellas, se vuelve a meter en la planta de rosmarino para no volver a salir. Debido a la paliza que la muchacha ha recibido, la planta de rosmarina se marchita, y cuando la ve el jardinero, este huye, temeroso de lo que el rey le hará en cuanto descubra el estado en el que se encuentra la planta.
El jardinero huye hasta llegar a un bosque cuando cae la noche, y para que las fieras no le ataquen durante la noche, se sube a descansar a la copa de un árbol. A medianoche, el jardinero ve que debajo del árbol se han reunido una Mama-Dragona y un Mamo-Drago. Oyendo su conversación, el jardinero descubre la verdadera razón de por qué la planta de rosmarino se marchito, así como la forma de salvarla. Habría que matar a la Mama-Dragona y al Mamo-Drago, y mezclar la sangre de la garganta del Mamo-Drago y la grasa del cogote de la Mama-Dragona en una olla. La mezcla resultante deberá de untarse en la planta de rosmarino, que se secara del todo y morirá, pero la muchacha saldrá, viva e ilesa. El jardinero espera hasta que el Mamo-Drago y la Mama-Dragona se duerman, y en cuento se duermen, los mata. A Mama-Dragona le extrae la grasa del cogote, y a Mamo-Drago la sangre de la garganta, que se lleva a su casa, dónde su mujer lo pone a hervir. Una vez mezclados la sangre y la grasa, el jardinero los unta en la planta de rosmarina, que se seca del todo, y sale la muchacha, que el jardinero se lleva a su casa.
Al volver de la guerra, el rey coge su flauta y corre al jardín, pero se encuentra la planta de rosmarino completamente seca. Creyendo que es culpa del jardinero, corre a su casa y le grita, amenazando con que ordenara que le corten la cabeza por haber dejado morir a su preciada planta en su ausencia. Pero el jardinero no se muestra intimidado e invita al rey a pasar, porque quiere enseñarle algo. Al entrar encuentra a la muchacha acostada en la cama, que se levanta y le explica cómo sus hermanas casi la matan, y de cómo el jardinero la salvo la vida. En cuanto se recupera del todo, la muchacha se casa con el rey, y a la boda invitan a los padres de la joven, quienes se alegran mucho de tener noticias de su hija, ya que no sabían que había sido de ella desde que la planta de rosmarino había desaparecido.