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14 de mayo de 2020
Impacto y situación de la po
La población indígena constituye uno de los grupos de mayor vulnerabilidad social en el mundo.
Nota: Este blog forma parte de Lustig, N. & Tommasi, M. (2020). El COVID-19 y la protección social de los grupos pobres y vulnerables. UNDP. (Próximo a ser publicado)
La población indígena constituye uno de los grupos de mayor vulnerabilidad social en el mundo. Hay diversos instrumentos que reconocen sus derecheros y otorgan protección por esta condición[1]. Las Naciones Unidas han hecho numerosas observaciones, expresando preocupación por los niveles de morbimortalidad y mortalidad más desfavorables y poniendo en evidencia “un daño acumulativo y más intenso entre los pueblos indígenas” (CEPAL). Las epidemias ‘del pasado’ siguen siendo una amenaza para las comunidades hoy en día como la tuberculosis que tiene alta prevalencia en comunidades indígenas.“La situación de salud de los pueblos indígenas por enfermedades infecto-contagiosas introducidas ya es grave debido a su alta prevalencia y el muy deficiente servicio de salud. El coronavirus agravaría más esta situación”, dice la antropóloga peruana Beatriz Huertas.
El impacto de las crisis pone de manifiesto el grado de vulnerabilidad de ciertas poblaciones que además de tener peores condiciones de vida tienen mayor sensibilidad ante los impactos de las crisis. Algunos análisis preliminares ya estiman un alto impacto en la desigualdad por la crisis del Covid-19 que repercute de manera más gravosa en la población de menores ingresos. Particularmente la situación de los pueblos indígenas en la mayoría de los aspectos es mucho peor que la de otras personas no indígenas con características similares, como el mismo nivel de educación, edad, lugar de residencia rural o urbana, tipo de trabajo y las tipologías de hogar, lo que apunta a que existen barreras que los afectan de manera diferenciada y excluyente. Un antecedente que puede servir es el impacto de la gripe H1N1 que mostró un impacto mucho mayor en comunidades indígenas en Nueza Zelanda, Australia y Canadá. Si bien las cifras son inciertas para el contexto latinoamericano la mortalidad por la Influenza y H1N1 fue entre 4 y 7 veces mayor en las poblaciones indígenas. Esto se debe a que tener poco acceso a medios de sanitización, hacinamiento entre otros factores aumentan la morbilidad y las malas condiciones de salud los vuelve una población de alto riesgo de mortalidad por epidemias.
Por el momento, hay pocos casos de indígenas que se han contagiado el virus, pero hay una alta preocupación por el avance de este virus. Varias comunidades han decidido aislarse y han requerido a los gobiernos que impidan el acceso de foráneos a las comunidades. Esta ha sido también la recomendación de algunos médicos y antropólogos. Si bien se ha manifestado preocupación por el impacto económico, las consecuencias en la salud de la pandemia podrían destruir comunidades que ya se encuentran en un estado de mucha fragilidad.
Situación comunidades indígenas
Respecto a la situación de las comunidades indígenas cabe dedicar unas líneas sobre su situación. Las comunidades indígenas son muy distintas, incluso cada país define de manera distinta a estas poblaciones. Aun existiendo determinadas similitudes entre los pueblos indígenas de América (relaciones con la madre naturaleza, la carga de la exclusión) la situación es distinta en cada país con diferentes proporciones de población indígena. “Es importante tomar esto en consideración y utilizar las estadísticas con cautela” (PAHO). Gran parte de estas dificultades tiene que ver con que las comunidades se encuentran marginadas y hay pocos representantes propios. Incluso, se encuentra una gran dificultad para captar los resultados obtenidos en las pasadas décadas para obtener visibilidad e implementar soluciones de salubridad por parte de referentes indígenas.
La población indígena en América Latina es de aproximadamente 50 millones de personas pertenecientes a 500 etnias distintas. La mayor población (en términos absolutos y relativos) se encuentra en México, Guatemala, Perú y Bolivia. En total, la población indígena representa el 8% de la población de la región. No obstante, conforman el 14% de los pobres y el 17% de los extremadamente pobres. La pobreza material afecta al 43% de los hogares indígenas de la región, o sea, duplica la proporción del resto de la población; y, la pobreza extrema es 2,7 veces mayor.
De acuerdo a las estadísticas del Banco Mundial el 48% vive en una región urbana, pero este porcentaje cambia mucho de acuerdo al país. Las comunidades en concentraciones urbanas presentan mejores condiciones de vida en general. No obstante, la migración urbana también los expone a una mayor marginación teniendo escaso acceso a las tierras.