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Respuesta:
Ya sabes que en cuestiones de Patrimonio es mejor prevenir que intervenir, pero en ocasiones no nos queda otra opción que “echarle mano”, eso sí, con toda la buena intención del mundo y con todas las herramientas y nuestro conocimiento disponible para evitar lo máximo posible la modificación del bien.
Sí, ya sé que he dicho que cada Patrimonio requiere ser abordado de forma diferente. Está claro que la conservación del patrimonio depende de muchos factores y no todo el patrimonio necesita las mismas medidas. Pero no cabe duda que afrontar su conservación debe hacerse siguiendo unas pautas generales. Y te voy a mostrar algunas de las pautas que se deben seguir para conseguir una buena labor de conservación del Patrimonio.
Explicación paso a paso:
Diagnóstico: antes de “echarle mano” debemos investigar y estudiar el bien con el fin de dilucidar el tipo de intervención que debemos llevar a cabo. Cuestiones como el estado físico, su integridad o el tipo de deterioro al que puede ser sometido según nuestra acción deben tomarse en cuenta antes de empezar.
Originalidad: siempre debemos mantener la originalidad del bien en la medida de lo posible. Tanto si se trata de una deformación o una pieza en mal estado, el objetivo es no “reparar” el bien sino mantenerlo en su estado original para que perdure de ese modo.
Materiales diferentes: si nos vemos obligados a añadir partes suprimidas o perdidas en un bien, estas partes deben diferenciarse visualmente de la parte original. Ya nos lo comentó María con la Restauración cerámica. Hay que diferenciar lo original de lo restaurado. Restaurar, ¡¡no reconstruir!!
Evitar sustancias “tóxicas”: no sólo me refiero a tóxicas para el medio sino para el objeto, que no tiene que ser lo mismo. No debemos usar materiales que puedan poner en peligro el bien. Lo mismo que con sustancias, debemos prestar atención a los materiales. No utilizar materiales agresivos para la restauración. Sé delicado.