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Respuesta:
Estás estancado y no sabes por dónde empezar? Empecemos por hacer caso a los expertos en la materia. Existe una serie de preguntas que podemos realizarnos a nosotros mismos para sentirnos más seguros con la toma de decisiones importantes. Úsalas antes de tomar cualquier decisión.
1. ¿Dispones de toda la información?: En ocasiones, pretendemos decidir algo sin tener toda la información al respecto. No te canses de preguntar ni de investigar. A veces, la respuesta está ante nuestros ojos y no la vemos.
2. ¿Sabes cuál es tu objetivo final?: No puedes tomar decisiones correctas sin establecer previamente tus metas. Saber lo que queremos desde el principio evitará que nos desviemos de nuestros objetivos.
3. ¿Qué ganas y qué pierdes?: Lo más sencillo es hacer una lista de pros y contras y ver si realmente se cumplen nuestras expectativas. Saber si lo que ganamos compensa con respecto a lo que perdemos ayuda en el momento de decidir.
4. ¿Cuáles son tus prioridades?: Tal vez no sea el momento de afrontar una decisión, porque puedas estar limitado con otras cosas que son más importantes. Establece tu orden de prioridades antes de zambullirte en tareas o proyectos a los que no podrás dedicar el tiempo suficiente.
5. ¿La opinión de otras personas puede ayudarte?: Es posible que sí. Si no has pasado antes por una situación similar y no tienes experiencia, otras personas pueden ayudarte. Sin embargo, recuerda que la decisión final solo es cosa tuya.
6. ¿Puedes asumir las consecuencias de tu decisión?: Tomar decisiones implica asumir riesgos. Siempre sacrificamos algo. Pregúntate si puedes asumir los cambios que se pueden producir con tu decisión.
7. ¿Dispones del tiempo necesario para tomar una decisión?: A veces, las respuestas a nuestras dudas las brinda el tiempo, pero no siempre tenemos esa oportunidad para pensar. Decide si dispones del tiempo suficiente para tomar una decisión inteligente.
8. En caso de equivocarte ¿podrías enmendar el error?: Equivocarse no es malo. De hecho, es parte de nuestro aprendizaje desde que nacemos. Sin embargo, es importante saber qué podemos hacer si las cosas no salen como nosotros esperamos en un principio.
9. ¿Cómo te hace sentir tomar o no tomar la decisión?: En ocasiones, no es tanto la cabeza sino el corazón el que manda. Si algo no te hace feliz la respuesta es fácil. Por este motivo, imagínate en ambas situaciones y decide primero qué es lo mejor para ti.
10. Si tuvieras que aconsejar a un amigo, ¿qué le dirías?: Esta pregunta ayuda a tener distancia frente al problema. No es lo mismo decidir algo para nosotros mismos que para los demás. Por lo general, solemos ser mucho más críticos y exigentes con nosotros.
11. ¿Cómo afectaría a tu futuro?: Intentar verse dentro de unos años de acuerdo a la decisión que finalmente se tome, facilita la toma de decisiones. Si el resultado de tu imaginación es favorable, puede que estés cerca de escoger lo que es más adecuado para ti.
Explicación: creo q te pueden ayudar
El proceso para la toma de desiciones es:
- Evaluar la situación en la que te encuentras.
- Investigar acerca de las opciones.
- Tomar la decision que mejor se adapte a tus necesidades.
Recordemos que las decisiones pensadas son todas aquellas decisiones que tomamos de forma consciente, posibilidades que pueden presentarse a raíz de la toma de decisión, y evaluando cada uno de los factores de riesgo.