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Respuesta:
Adam y Jon eran compañeros de colegio desde el primer curso. Siempre habían sido buenos amigos, jugaban juntos al fútbol y se lo pasaban muy bien. Adam era un excelente deportista; sin embargo, Jon era bastante torpe en los deportes, aunque le daba lo mismo, y pese a eso siempre aceptaba jugar con Adam, aunque perdiera siempre.
A Adam esto de ganar siempre le empezó a gustar. Así que entrenaba muy duro para que nadie le venciera. Pero empezó a tomarse los partidos muy en serio y cambio mucho; tanto que, cuando jugaban en equipo, jugaba sucio haciendo muchas faltas y trampas para ganar siempre. A Adam ya no le gustaba jugar con Jon.
- ¿Puedo jugar en tu equipo Adam?
- No Jon, eres demasiado malo. Mejor sigue jugando en tu equipo, así es más fácil ganar el partido.
A Jon le dolían las palabras de su antiguo amigo pero pese a eso él seguía jugando y esforzándose por superar sus limitaciones.
Un día llegó al colegio la noticia de que iban a competir en el campeonato nacional de jóvenes futbolistas. Pero solo podía ir un equipo representando a cada colegio. Al final, como en los dos equipos había buenos jugadores decidieron unirse para el campeonato. Adam fue elegido capitán y enseñó a sus compañeros todas sus estrategias y sus trampas para ganar. Y así, jugando sucio, es como ganaron todos los partidos hasta que llegó el día de la gran final.
Explicación:
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