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Para que un mapa pueda contener gran cantidad de información de fácil lectura debe reflejar en la leyenda un sistema de símbolos arbitrarios o convencionales y debe elaborarse siguiendo un uso adecuado de los colores. Muchos de estos se utilizan con tanta frecuencia que son aceptados por todos y resultan fácilmente comprensibles. De este modo, por lo general, las ciudades y los pueblos se señalan con puntos, cuadrados o superficies sombreadas; los cursos y las masas de agua suelen imprimirse en azul y las fronteras políticas se representan, generalmente, mediante franjas de colores o líneas continuas o discontinuas. El cartógrafo puede, sin embargo, concebir una gran variedad de símbolos que se adecuen a las diferentes necesidades; por ejemplo, puede marcar un punto como símbolo de la presencia de 10.000 cabezas de ganado o puede utilizar dos picos o martillos cruzados para señalar la localización de una mina.
Como es imposible hacer un mapa de las mismas dimensiones que la realidad, se utiliza la escala, que indica que el mapa es una representación aproximada y señala el número de veces que se ha reducido de tamaño la superficie real. Es un elemento fundamental en los mapas y puede aparecer de dos formas: numérica y gráfica. La escala numérica se representa en cifras, como por ejemplo, 1/100.000 o 1:100.000; esto indica que una unidad medida en el mapa (por ejemplo, 1 cm) representa 100.000 de las mismas unidades en la superficie terrestre (es decir, 1 km en el mismo ejemplo). En la mayor parte de los mapas se indica la escala en el margen y, muchas veces, viene acompañada de una escala gráfica lineal, que es un segmento dividido que muestra la longitud sobre el mapa de las unidades terrestres de distancia; en ocasiones, el extremo de la barra presenta una subdivisión para que el usuario pueda medir las distancias con mayor precisión.
En función de la escala, se habla de mapas a gran escala y mapas a pequeña escala. Los primeros tienen el denominador pequeño (por ejemplo, 1/10.000 o 1/30) y mayor nivel de detalle, y se aproximan más a los tamaños reales al haberse reducido menos; los planos urbanos son mapas a gran escala. Los mapas a pequeña escala tienen el denominador grande (por ejemplo, 1/200.000) y presentan menor número de detalles, son más generales. La cifra resultante es mayor si se divide 1 entre 10.000 que 1 entre 200.000, por ejemplo. Cuanto más se reduce la realidad, menor es el nivel de detalle y, por lo tanto, menor es la escala. Desde los primeros años del siglo XX, varios gobiernos colaboraron para establecer un Mapa Internacional del Mundo a escala 1:1.000.000, que se acabó en 1985.
También en algunos mapas, con el fin de localizar un lugar o describir la extensión de un área, se utiliza un sistema de referencia espacial basado en unas líneas imaginarias a las que llamamos red geográfica: los meridianos y paralelos. En los mapas se dibujan solo unos pocos meridianos y paralelos, aunque su número es infinito, y siempre se trazan separados por distancias iguales. La localización de un punto en el mapa puede definirse con precisión por los grados, minutos y segundos de latitud y longitud, que indican las coordenadas geográficas de ese punto. Por acuerdo internacional, la longitud se mide hasta 180° E y hasta 180° O a partir del meridiano 0°, el de referencia o meridiano de Greenwich. La latitud se mide hasta 90° N y hasta 90° S a partir del paralelo 0°, o ecuador. Los mapas están orientados de tal manera que, generalmente, el norte verdadero ocupa la parte superior de la lámina, donde a menudo se representa una rosa de los vientos u otro elemento gráfico que señala el polo magnético.
Como es imposible hacer un mapa de las mismas dimensiones que la realidad, se utiliza la escala, que indica que el mapa es una representación aproximada y señala el número de veces que se ha reducido de tamaño la superficie real. Es un elemento fundamental en los mapas y puede aparecer de dos formas: numérica y gráfica. La escala numérica se representa en cifras, como por ejemplo, 1/100.000 o 1:100.000; esto indica que una unidad medida en el mapa (por ejemplo, 1 cm) representa 100.000 de las mismas unidades en la superficie terrestre (es decir, 1 km en el mismo ejemplo). En la mayor parte de los mapas se indica la escala en el margen y, muchas veces, viene acompañada de una escala gráfica lineal, que es un segmento dividido que muestra la longitud sobre el mapa de las unidades terrestres de distancia; en ocasiones, el extremo de la barra presenta una subdivisión para que el usuario pueda medir las distancias con mayor precisión.
En función de la escala, se habla de mapas a gran escala y mapas a pequeña escala. Los primeros tienen el denominador pequeño (por ejemplo, 1/10.000 o 1/30) y mayor nivel de detalle, y se aproximan más a los tamaños reales al haberse reducido menos; los planos urbanos son mapas a gran escala. Los mapas a pequeña escala tienen el denominador grande (por ejemplo, 1/200.000) y presentan menor número de detalles, son más generales. La cifra resultante es mayor si se divide 1 entre 10.000 que 1 entre 200.000, por ejemplo. Cuanto más se reduce la realidad, menor es el nivel de detalle y, por lo tanto, menor es la escala. Desde los primeros años del siglo XX, varios gobiernos colaboraron para establecer un Mapa Internacional del Mundo a escala 1:1.000.000, que se acabó en 1985.
También en algunos mapas, con el fin de localizar un lugar o describir la extensión de un área, se utiliza un sistema de referencia espacial basado en unas líneas imaginarias a las que llamamos red geográfica: los meridianos y paralelos. En los mapas se dibujan solo unos pocos meridianos y paralelos, aunque su número es infinito, y siempre se trazan separados por distancias iguales. La localización de un punto en el mapa puede definirse con precisión por los grados, minutos y segundos de latitud y longitud, que indican las coordenadas geográficas de ese punto. Por acuerdo internacional, la longitud se mide hasta 180° E y hasta 180° O a partir del meridiano 0°, el de referencia o meridiano de Greenwich. La latitud se mide hasta 90° N y hasta 90° S a partir del paralelo 0°, o ecuador. Los mapas están orientados de tal manera que, generalmente, el norte verdadero ocupa la parte superior de la lámina, donde a menudo se representa una rosa de los vientos u otro elemento gráfico que señala el polo magnético.
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