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Las mujeres representan la mitad de la población mundial. Más de 3.600 millones de niñas, chicas, mujeres y ancianas que viven en condiciones muy distintas según el país, la ciudad o la zona en la que se encuentren.
Sin embargo, la desigualdad de género es un problema que afecta a mujeres de todo el mundo de distintas formas y en ámbitos diferentes de nuestro día a día: en el hogar, en la escuela, en el trabajo, en la calle…
El 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer para dar visibilidad a la situación de la mujer, romper estereotipos, concienciar sobre las desigualdades e impulsar el cambio hacia una sociedad más justa e igualitaria.
Impulsar la figura de la mujer en la sociedad también es una de las prioridades de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Así, el ODS 5 se centra en la igualdad de género y promueve proyectos e iniciativas para empoderar a niñas, chicas y mujeres en todo el mundo.
El poder en manos de los hombres
Si juntáramos los parlamentos, congresos y cámaras legislativas de todos los países, sólo 1 de cada 5 representantes sería una mujer.
Según el último mapa de Mujeres en la política, de 2019, en todo el mundo solo hay 10 jefas de estado de 152 países y 10 jefas de gobierno de un total de 193 países.
La falta de mujeres en los órganos de gobierno supone un obstáculo para que se aprueben leyes más igualitarias. Por ejemplo, para promover la igualdad salarial, alargar la baja de maternidad, proteger a las víctimas de violencia de género, etc.
La desigualdad salarial entre hombres y mujeres es del 23% (promedio mundial): eso significa que, de media, las mujeres ganan el 77% de lo que ganan los hombres, según datos del 2017 de ONU Mujeres.
En el mundo laboral, las mujeres cobran menos a pesar de ocupar el mismo cargo y tener la misma responsabilidad que los hombres. Además, menos de una tercera parte de los puestos directivos están ocupados por mujeres, según datos de Naciones Unidas.
También acostumbran a tener trabajos más precarios. Según la ONU, el 60% de mujeres hace trabajos vinculados a la economía informal. Eso significa que no tienen contrato o no tienen una seguridad laboral, lo que las expone a la pobreza.
Además, las mujeres acostumbran a dedicar el triple de tiempo que los hombres a llevar a cabo trabajos no remunerados, como las tareas del hogar o a cuidar familiares o hijos, según las Naciones Unidas.
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