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INTRODUCIÓN
”La fe y la Raz´on son como las dos alas con las cuales el esp´ıritu humano se eleva hacia la contemplaci´on de la verdad”, es la met´afora que define Juan Pablo II en su enc´ıclica Fides et Ratio, para
darnos entender que estos dos conceptos no se enfrentan entre s´ı, como la mayor´ıa de personas lo creen,
cuando en realidad son un complemento necesario para llegar a conocer a Dios y su amor infinito.
La necesidad que sentimos como ser humano de definirnos o de encontrar una explicaci´on de la existencia
de todo, se puede resumir muchas veces en una pregunta: ¿Existe o no un Dios? Hemos podido darnos
cuenta gracias a la Raz´on, y por medio de la ciencia, que existen grandes patrones en el universo que hace
que ´este se mantenga en equilibrio, sin embargo, la complejidad del universo nos da la ilusi´on (en algunas
ocasiones) de que exista un caos y un desorden sin control por alguien superior. Por otra parte, en las ´utimas
d´ecadas nos estamos comportando como una humanidad arrogante sin ninguna esperanza a la trascendencia
(se crea o no en Dios), una humanidad que no se siente parte del universo y que act´ua como un simple
consumista. ¿D´onde est´a quedando la Raz´on? Me gustar´ıa decir que la humanidad est´a yendo en el
encuentro de la respuesta que tanto hemos esperado por milenios, pero todo indica que primero tenemos que
reencontrarnos con la pregunta para seguir el camino correcto. Dada en la situaci´on que nos encontramos,
debemos plantearnos si la Raz´on debe o no ser considerada como autosuficiente, pero esto va depender de
lo que se entienda por Raz´on.
¿Qu´e hay de la cuesti´on religiosa?, La persona humana siempre ha tenido la sensaci´on de que existen cosas que nos sobrepasan como persona, pero dado en el escenario que nos encontramos, podemos
deducir que estamos viviendo una Fe ciega, donde la visi´on humana est´a determinada por el placer o bienestar inmediato, muchas veces concluimos: ”Voy a tomar esto como verdadero, porque justifica mis acciones
e impone el respeto a mi libertad”, cayendo as´ı en un relativismo absurdo.
Nos damos cuenta que la sociedad actual ha dejado por completo el ala de la Fe y se la a atribuido a
la Raz´on, cuando la realidad es que no estamos empleando de forma correcta ninguna de las dos alas para
que nos lleven a la verdad. Si bien la Fe emplea una l´ogica distinta de la l´ogica de la raz´on, ya que la Raz´on
exige certeza mientras la Fe se conforma con probables conclusiones, las dos exigen un nivel de percepci´on del
infinito, con una Raz´on finita podemos percibir un misterio infinito y con la Fe podemos llegar a adentrarnos
en ella.