cuáles fueron las causas económicas y sociales por lo que los europeos hicieron colonias en áfrica
Respuestas
Respuesta:
Materias primas. Productos agrícolas como el té requieren climas o grandes extensiones de tierra que no podían encontrarse en Europa.
Exceso de producción.
Mano de obra barata.
Explicación:
Respuesta:
El África subsahariana, una de las últimas regiones del mundo en gran parte sin afectar por el "imperialismo informal" y la "civilización", también resultaba atractiva para las potencias europeas por razones económicas y raciales. Durante una época donde la balanza comercial de Gran Bretaña mostraba un creciente déficit, con los mercados continentales encogiéndose y cada vez más proteccionistas debido a la Gran Depresión entre los años 1873 y 1896, África ofrecía al Reino Unido, Alemania, Francia y otros países un mercado abierto del que se cosecharía un gran excedente: un mercado que comprara más de la metrópoli de lo que vendía en total.3 El Reino Unido, al igual que la mayoría de los otros países industriales, había empezado a tener un desfavorable balance de comercio (que era contrarrestado, de todos modos, por el ingreso de las inversiones de sus colonias).
Dibujo del canal de Suez realizado en 1881. El canal era una de las grandes ambiciones europeas para ampliar sus mercados a nivel global.
Debido a que el Reino Unido se desarrolló como la más importante nación postindustrial del mundo, los servicios se convirtieron en un importante sector de su economía. Las exportaciones financieras, como se mencionó, mantenían a la economía del Reino Unido en pie, especialmente las inversiones capitales fuera de Europa, particularmente para el desarrollo de mercados abiertos en África (predominantemente asentamientos coloniales), el Medio Oriente, el sur y sureste de Asia y Oceanía.
Además, el capital excedente era por lo general más rentable al invertirse en el extranjero, donde la mano de obra barata, la limitada competencia y abundantes materias primas hacían una mayor ganancia posible. Otro aliciente para el imperialismo, desde luego, fue la demanda de recursos no disponibles en Europa, especialmente cobre, algodón, caucho, té y hojalata, recursos a los que los consumidores europeos se habían acostumbrado y de los que la industria del viejo continente se había vuelto dependiente.
De cualquier manera, en África —excluyendo a lo que se convertiría en la Unión Sudafricana en 1909— la cantidad de capital invertido por los europeos era relativamente baja, comparada con otros países, antes y después de la Conferencia de Berlín. En consecuencia, las compañías implicadas en el comercio tropical africano eran relativamente pocas, aparte de la Compañía Minera De Beers de Cecil Rhodes. Estas observaciones pueden restar mérito de los argumentos pro-imperialistas de algunos lobbies (grupos de presión) coloniales como el Alldeutscher Verband, o como Francesco Crispi o Jules Ferry, que argumentaban que algunos mercados protegidos en África resolverían los problemas de precios bajos y sobreproducción causados por los mercados continentales en disminución. No obstante, de acuerdo con la clásica tesis de John A. Hobson, expuesta en su obra Imperialismo de 1902, que influiría en autores tales como Lenin, León Trotsky o Hannah Arendt, esta disminución en los mercados continentales fue un factor clave en el nuevo periodo neoimperialista a nivel global. Historiadores posteriores han notado que tales estadísticas solo opacaron el hecho de que el control formal del África tropical tenía gran valor estratégico en una era de rivalidad imperial, mientras el Canal de Suez ha permanecido como una localización estratégica. La Fiebre del oro de Witwatersrand de 1886, que llevó a la fundación de Johannesburgo y fue un factor importante en la segunda Guerra de los Bóer en 1889, contó para la "conjunción del superfluo dinero y de la superflua mano de obra, que se dieron la mano entre sí para abandonar juntos el país", que es por sí solo, de acuerdo con Hannah Arendt, el nuevo elemento de la era imperialista