• Asignatura: Castellano
  • Autor: amarilloemilio20
  • hace 3 años

En casa dicen que soy un metido, que siempre ando espinado a los demás. Por suerte, aquella semana no
habría nadie para criticarme. Por primera vez me dejaban quedarme solo en el departamento. Mis padres se habían
ido de vacaciones al campo. Después de mucho insistir, había conseguido que me dejaran quedarme en Buenos
Aires. Odio el campo.
En esos días comprobé que la gente anda muy apurada. Por eso no se detiene en las cosas que están más a
la vista. Y por eso fui yo, un chico de 14 años, un "metido", el único que se fijó en ese auto.
Era un Falcon gris. Una mañana apareció estacionado enfrente de la casa. Como conocia bien los coches de
todos los vecinos, no tardé en darme cuenta de que no pertenecía a nadie de la cuadra.
Recordé cierto aviso de un diario viejo. Lo encontré. Prometía recompensas de hasta 500 dólares a cambio
de información sobre vehículos abandonados. Me entusiasmo la idea de ganar ese dinero por encontrar un auto
que quizás había sido robado.
Me encerré en el baño y grité como si hubiera hecho un gol. De esa forma la voz me quedó bien ronca,
parecida a la de un adulto. Luego llamé por teléfono a la agencia del aviso. El truco funcionó. Creyeron que era una
persona grande y hasta me dijeron "señor".
Me pidieron los datos del coche. Les di la marca, el color y el número de patente. Al día siguiente me
llamaron y me dijeron que el auto no tenía pedido de captura. Nadie lo había denunciado como perdido o robado.
Hasta ese momento había actuado con el fin de obtener una recompensa, pero ahora ya no tenía
posibilidades. Sin embargo, el enigma parecía complicarse y eso fue lo que me llevó a investigar.
Se me ocurrieron varias hipótesis. La primera era que el dueño del Falcon había olvidado donde lao dejó
estacionado, aunque eso me pareció poco probable. Quizás el conductor deseaba caminar unas cuadras para hacer
un trámite o que talvez pudo haber tenido un accidente y estaba inconsciente en alguna cama de un hospital o
peor aún, podría haber sido secuestrado. Todo eso me pareció raro, porque la policía ya hubiera intervenido.
¿Y si en el baúl del coche había un muerto? Era otra posibilidad, por eso me fui corriendo y me acerqué al
Falcon. Concentre todos mis sentidos y me convencí de que no había ningún cadáver, porque en cuatro días que el
auto estaba ahí, era tiempo suficiente para que el cuerpo entre en descomposición. El olor hubiera sido muy fuerte.
Ya me estaba dando por vencido, entonces pensé que el auto podría pertenecer a alguien que vino a una
casa del barrio y que nunca pudo salir de ella.
Instintivamente clavé la mirada en la casa de enfrente, que estaba desocupada hace varios meses. De vez
en cuando se venía a algunas personas que entraban unos minutos y luego se iban. Enseguida vinculé el misterio
del auto con los extraños movimientos de la casa.
Me acerque a la vivienda, subi los seis escalones hasta la puerta y puse a funcionar mi nariz. No se sentían
olores raros, así que tampoco había cadáver alguno.
Observé un pequeño buzón empotrado a la pared, al lado de la puerta. Parte e la tapa era de vidrio, de tal
forma que pude ver su interior. Había una factura de gas, de impuestos municipales y en bollito en un rincón del
buzón.
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Respuestas

Respuesta dada por: marisolmurillo635
0

no entiendo muy bien pero yo creo que otra persona se puede ayudar

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