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Rodolfo Stavenhagen*
La persistencia de los conflictos étnicos
En una reseña de los Estados en situación de conflicto armado en 1988 se señala que de un total
de 111 conflictos en el mundo, 63 eran internos y se describe a 36 de ellos como "guerras de
formación de Estados", es decir, conflictos en que intervienen un gobierno y un grupo de oposición
que exige la autonomía o la secesión para una etnia o región particular1. De hecho, en los últimos
años ha disminuido el número de conflictos interestatales clásicos y ha aumentado el número de
conflictos intraestatales, particularmente en los países del Tercer Mundo. En otro estudio se indica
que "las matanzas realizadas por los Estados de miembros de grupos étnicos y políticos
representan más pérdidas de vidas que todas las demás formas de conflictos mortíferos
combinados... como promedio, han muerto a manos del Estado entre 1,6 y 3,9 millones de civiles
inermes en cada uno de los decenios transcurridos desde el final de la Segunda Guerra
Mundial..."2.
A pesar de estos datos, los especialistas de investigaciones sobre la paz y los conflictos y de las
relaciones internacionales, han prestado relativamente poca atención en los últimos años a los
conflictos étnicos3. Se ha prestado mayor atención a las confrontaciones entre Estados de tipo
tradicional. Esta situación se debe en parte a que muchos especialistas consideran que las
confrontaciones étnicas son asuntos internos de los Estados, quizá relacionados con gobiernos
dictatoriales y/o represivos, o que son simplemente subproductos de conflictos más amplios.
Los conflictos étnicos y la teoría
A nivel teórico, los conflictos étnicos no encajan fácilmente en los modelos analíticos tradicionales
de los estudios de los conflictos o de la sociología del cambio y el desarrollo. Durante décadas, el
llamado paradigma de la "modernización" dominó el pensamiento en las ciencias sociales y,
según este punto de vista, el proceso de cambio social va de lo tradicional hacia lo moderno, de lo
simple a lo complejo, del "particularismo" al "universalismo", para utilizar conceptos elaborados
por Parsons en la tradición weberiana. En este marco, los problemas étnicos pertenecen al mundo
"particularista" o premoderno, y se dejan de lado en el proceso de modernización. Si se plantean,
son considerados como "obstáculos al cambio" o si no como una consecuencia de una
"modernización incompleta", y por ende de menor importancia para el teórico. Del mismo modo,
las teorías de la "construcción de las naciones" ponen de relieve el carácter global de la
transformación de las unidades y lealtades subnacionales en el seno de una entidad política más
amplia. Una vez más los problemas étnicos pueden ser considerados como obstáculos en un