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Respuesta:
El conflicto tiene parte negativa ya que puede cargarte emocionalmente y hacer que padezcas una experiencia desagradable, pero ver los desacuerdos como una forma de avanza y de encontrar soluciones creativas, puede ayudarte a tener un diálogo positivo e incluso esto puede ayudarte a reforzar lazos con la persona implicada.
1. Negar el problema
Si no escuchamos a nadie quejarse es que algo no va bien. Ocultar o negar la existencia de situaciones tensas o conflictivas sólo contribuye a deteriorar el ambiente de trabajo y a enquistar la situación, que seguramente termine por explotar en algún momento. Negar el conflicto rompe la confianza y sólo empeora las cosas. Por eso, si detectamos un problema, hay que actuar con rapidez: quedarse sin hacer nada no es la respuesta.
2. Justificar la situación
Intentar justificar la situación que ha generado el conflicto no nos llevará a nada. “Tienes que entender que…”, “deberías…”, son expresiones que indican incomprensión y además sugieren que es el otro el que tiene que ceder.
3. Dar por cerrado el tema
Si pensamos que hemos conseguido apagar el fuego y nos olvidamos de la situación, estamos negando que el problema se puede repetir, y con frecuencia ocurre. Lo mejor es realizar cierto seguimiento para comprobar que la solución ha sido la más adecuada para todos y poder detectar si el problema persiste.
4. Mostrar desánimo
Es muy difícil resolver un conflicto si damos la impresión de que llegar a un acuerdo es una quimera. Si las personas detectan que no confiamos en la resolución del conflicto, éste se hará más grande y será difícil encontrar los puntos en común. Debemos abrir la puerta al optimismo y creer en la solución.
5. Perder los nervios
Si el conflicto ha estallado corremos el riesgo de perder los nervios tratando de apagar el fuego. Mandar callar a los que están discutiendo, pedirles que se olviden del tema o irrumpir en medio de una discusión no hará sino empeorar las cosas.
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