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Los pasos siguientes hacia la cercanía interpersonal involucran la comunicación. Dos aspectos cruciales de esta comunicación son el grado en que las dos personas que interactúan descubren áreas de similitud y hasta qué punto ambos indican agrado mutuo a través de lo que dicen y de lo que hacen.
Una respuesta sencilla es que la similitud genera afecto positivo, mientras la disimilitud genera afecto negativo, y sabemos que este afecto influye en la atracción, pero una pregunta más de fondo es ¿por qué la similitud o disimilitud de otra persona hace que reaccionemos emocionalmente? La explicación más antigua, propuesta de forma independiente por Newcomb (1961) y Heider (1958), es la teoría del equilibrio (Hummert, Crockett y Kemper, 1990), la cual plantea que las personas organizan de manera natural sus agrados y desagrados en una forma simétrica. Cuando dos personas se agradan y encuentran que son similares en algunos aspectos específicos, esto representa equilibrio, y el equilibrio es emocionalmente agradable. Cuando dos personas se agradan y encuentran que son disímiles en algunos aspectos específicos, esto representa desequilibrio, y esto es emocionalmente desagradable. En este último caso, las personas se esfuerzan por recuperar el equilibrio cambiando las actitudes y conductas propias, o de la otra persona, para lograr mayor similitud, percibiendo erróneamente el grado de disimilitud, o simplemente decidiendo que no se agradarán el uno al otro. Si lo que se da es desagrado, éste crea un estado de no-equilibrioque no es especialmente placentero o displacentero, debido a que las personas involucradas sienten indiferencia frente a la similitud o disimilitud del otro. La teoría del equilibrio no explica realmente por qué la similitud es importante, aunque es una teoría que parece correcta. ¿Por qué debe importarnos si alguien tiene diferentes preferencias musicales, creencias religiosas o se levanta temprano en la mañana? Una respuesta a esta pregunta la aporta la teoría de la comparación social de Festinger (1954). En efecto, comparamos nuestras actitudes y nuestras preferencias conductuales con las de los demás porque es la manera principal que tenemos de evaluar lo acertados que estamos y lo normales que somos. Nos volvemos hacia los otros para obtener validación por consenso (véase Capítulo 9). Es placentero descubrir que tienes buen juicio, que eres normal, que estás en contacto con la realidad, etc., y no es nada placentero descubrir que tu juicio es imperfecto, que eres anormal, o que puedes perder contacto con la realidad. Tal como Una explicación diferente y quizás no incompatible, se basa en una perspectiva evolucionista, y propone que el odio y la crueldad han sido parte integral de la historia humana, demostrando así nuestra capacidad para el genocidio. Gould (1996, p. 64) describe este proceso básico:
Quizás desarrollamos estas capacidades como adaptaciones activas, y ahora son un fracaso en el mundo moderno. Los genocidios actuales pueden ser un triste legado de conductas originadas por un beneficio Darwiniano durante nuestra construcción ancestral como pequeños grupos de cazadores y recolectores en las sabanas de África. Después de todo, el mecanismo de Darwin sólo alienta el éxito reproductivo de los individuos, no el sueño moral del compañerismo humano a través de toda la especie. Quizás los rasgos que llevan al genocidio moderno —xenofobia, sociedades tribales, anatematizar a los extraños como infrahumanos y por lo tanto sujetos a aniquilación— adquirieron importancia durante nuestra evolución temprana debido a que aumentaban la supervivencia en sociedades pequeñas y no tecnológicas basadas en el parentesco, que vivían en un mundo de recursos limitados bajo la ley de matar o morir. ...Los chimpancés, nuestros parientes más cercanos, andan en grupo y sistemáticamente matan a los miembros de los grupos adyacentes. Quizás estemos programados para actuar de esa manera también.
Tenemos que alguno de los términos que se utiliza para referirse al grado en el que otra gente nos agrada o desagrada es: No la tolero o no la soporto.
¿Qué palabras usamos cuando una persona nos desagrada o nos cae mal?
Las palabras que se usan en este caso son muy personales y van a depender de la apreciación o el grado de tolerancia que se sienta hacia la persona que genera la actitud de rechazo. Algunos de los términos que se usan son:
- No la soporto.
- Me cae mal.
- Me cae de la patada.
- No la tolero.
- No la paso,
- No la trago.
- La rechazo.
- Es intolerable.
- Me da mala vibra.
- La repelo, etc.
Aprende más sobre las actitudes en: https://brainly.lat/tarea/39858029
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