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La situación inicial de “la mujer que enamoro al sol”, es que desde el principio de los tiempos, el sol amaba mucho a la tierra; ésta florecía y se entregaba a la totalidad de sus frutos.
Cada día, él volvía a la tierra, pero una vez no volvió, porque en la cima del domuyo, vio a una mujer que mojaba su larguísimo cabello en el agua de la laguna que se había formado en la boca del volcán y se enamoró de ella.
Quería quedarse con ella para siempre, pero no podía, pues debía volver a la Tierra porque tanto ella como todas sus criaturas lo necesitaban para vivir, por lo que decidió volver donde la mujer, dejándole un peine de oro para sus cabellos, un caballo blanco y un toro de color de fuego para que la custodiaran. Por eso nadie podía subir al domuyo, porque el toro arrojaba piedras gigantes y el caballo al relinchar se abría el cielo, despertaba al trueno y se originaba el rayo.
Respuesta:
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Explicación:
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