• Asignatura: Castellano
  • Autor: valentinagutigutimed
  • hace 3 años

pon mucha atención e identifica los

momentos en los que los personajes puedan estar

diciendo alguna excusa pirata y escríbelas

Esa mañana Valmorain paseaba con el doctor Parmentier

por el estrecho sendero del jardín, que dividía los parches

geométricos de arbustos y flores, explicándole que

después del huracán del año anterior debió plantar todo

de nuevo, pero la mente del médico estaba en otra parte.

Parmentier carecía de ojo artístico para apreciar las

plantas decorativas, las consideraba un despilfarro de la

naturaleza; le interesaban mucho más las feas matas del

huerto de Tante Rose, que tenían el poder de sanar o

matar. También le intrigaban los encantamientos de la

curandera, porque había comprobado sus beneficios en

los esclavos. Le confesó a Valmorain que más de una vez

había sentido la tentación de tratar a un enfermo con los

métodos de los

brujos negros, pero se lo impedía su pragmatismo

francés y el miedo al ridículo.

Esas supersticiones no merecen la atención de un

científico como usted,

doctor –se burló Valmorain.

- He visto prodigiosas curaciones, mon ami, tal como he

visto a gente

morirse sin causa alguna, sólo porque se creen víctimas

de magia negra.

- Los africanos son muy sugestionables.

- Y también los blancos. Su esposa, sin ir más lejos…

- ¡Hay una diferencia fundamental entre un africano y mi

esposa, por mucho

que esté desquiciada, doctor! No creerá que los negros

son como nosotros,

¿verdad? –lo interrumpió Valmorain.

- Desde el punto de vista biológico, hay evidencia de que

lo son.

- Se ve que usted trata muy poco con ellos. Los negros

tienen constitución

para trabajos pesados, sienten menos dolor y fatiga, su

cerebro es limitado, no saben discernir, son violentos,

desordenados, perezosos, carecen de ambición y

sentimientos nobles.

- Se podría decir lo mismo de un blanco embrutecido por

la esclavitud, Monsieur.

- ¡Qué argumento tan absurdo! –sonrió el otro,

desdeñoso-. Los negros necesitan mano firme. Y conste

que me refiero a firmeza, no a brutalidad.

- En esto no hay términos medios. Una vez que se acepta

la noción de la esclavitud, el trato viene a dar lo mismo –

lo rebatió el médico.

- No estoy de acuerdo. La esclavitud es un mal necesario,

la única forma de manejar una plantación, pero se puede

hacer de forma humanitaria.

- No puede ser humanitario poseer y explotar a otra

persona –replicó Parmentier.

- ¿Nunca ha tenido un esclavo, doctor?

- No. Y tampoco lo tendré en el futuro.

- Lo felicito. Tiene usted la fortuna de no ser un plantador

–dijo Valmorain-. No me gusta la esclavitud, se lo

aseguro, y menos me gusta vivir aquí, pero alguien tiene

que manejar las colonias para que usted pueda endulzar

su café y fumar un cigarro. En Francia aprovechan

nuestros productos, pero nadie quiere saber cómo se

obtienen. Prefiero la honestidad de los ingleses y americanos, que aceptan la esclavitud con sentido

práctico –concluyó Valmorain.

- En Inglaterra y Estados Unidos también hay quienes

cuestionan seriamente la esclavitud y rehúsan consumir

los productos de las islas, en especial azúcar –le recordó

Parmentier.

- Son un número insignificante, doctor. Acabo de leer en

una revista científica que los negros pertenecen a otra

especie que la nuestra.

- ¿Cómo explica el autor que dos especies diferentes

tengan crías? –le preguntó el médico.

- Al cruzarse un potro con una burra se obtiene una mula,

que no es lo uno ni lo otro. De la mezcla de blancos y

negros nacen mulatos –dijo Valmorain.

- Las mulas no pueden reproducirse, monsieur, los

mulatos sí. Dígame, un hijo suyo con una esclava ¿sería

humano? ¿Tendría un alma inmortal? Irritado, Toulouse

Valmorain le dio la espalda y se dirigió a la casa. No

volvieron a verse hasta la noche.
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Respuestas

Respuesta dada por: lml121273
0

saludo para mi abuela

y abuelo gracias por saludossss bbrrrrree

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