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Respuesta:
Las personas LGBTI en Paraguay se enfrentan a ciertos desafíos legales y sociales no experimentados por otros residentes. La homosexualidad se ha tratado históricamente como un tabú dentro de la sociedad paraguaya. Tanto la actividad sexual entre hombres como entre mujeres es legal, sin embargo, las parejas homosexuales y los hogares encabezados por parejas del mismo sexo no son elegibles para todas las protecciones sociales y legales disponibles para las parejas casadas heterosexuales. Incluso las personas lesbianas, gais, bisexuales y transgénero (LGBT) pueden enfrentar penas legales ya caducadas en otros países.
Si bien la diversidad sexual suele ser más aceptada entre la generación joven, actualmente la mayoría de la opinión pública manifiesta una fuerte tendencia conservadora con respecto a la homosexualidad, demostrando un rechazo mayoritario a los derechos de las minorías sexuales, incluso en comparación con otros países sudamericanos. La Iglesia católica ha ejercido una fuerte influencia opositora a las uniones homosexuales en el país,1 no obstante, durante la visita del papa Francisco a Paraguay en 2015, representantes de organizaciones de la comunidad LGBT fueron invitados a una recepción junto a otros líderes sociales.
Pese a esto, Paraguay sigue siendo uno de los países más conservadores de América del Sur, donde cuestiones como las temáticas LGBT+ y el aborto, entre otras, aún son, en gran medida, evitadas tanto por políticos como por la sociedad paraguaya en general, en parte debido a la gran influencia que tiene la Iglesia católica en el país, siendo este a su vez el país más religioso del subcontinente.2
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