Respuestas
Respuesta: Acciones sencillas y llevadas a la práctica de manera continuada, conducen a formar lectores ilusionados por volver a la lectura una y otra vez.
Como mediadores de lecturas, dar con frecuencia la ocasión de hablar sobre lo que hemos leído, e interesarnos por los gustos lectores de los niños, es dar presencia a la lectura en nuestra práctica docente.
Una de estas sencillas actividades lectoras es anotar algunos detalles sobre el libro leído que den pie a recordar, hablar, reflexionar y a escribir, resaltando y reorganizando el mapa de la lectura.
Cuando esta actividad se realiza de manera habitual, nos gusta que no sea un ejercicio complicado (ya habrá otras actividades que pretendan esto), sino más bien unos apuntes, pinceladas, que sean recordatorio del contenido del libro. No se trata de una batería de ejercicios, ni mucho menos objeto de evaluación, ni aún menos, motivo de de competición entre lectores.
En años recientes, al impartir cursos, conocí a dos maestros, ambos ya cercanos a retirarse, que habían escrito diarios de lecturas desde que eran adolescentes. Cada uno podía abrir sus cuadernos en cualquier página, señalar una entrada y de inmediato recordaba todo tipo de cosas, no solo sobre el libro en sí, sino sobre dónde estaba en ese tiempo, qué hacía, con quién estaba. Quienes vimos cómo lo hacían, los envidiamos. Un recurso simple había enriquecido sus vidas de una manera que el resto de nosotros no podía compartir. Como resultado, empecé a llevar mi propio diario de lecturas, algo que hoy me da mucho gusto. En lo que a lecturas se refiere, nunca es demasiado tarde.
Aidan Chambers. El ambiente de la lectura
Y hemos descubierto que hay muchas maneras de hacerlo. Te contamos las que hemos puesto en práctica.