• Asignatura: Historia
  • Autor: urielowu
  • hace 3 años

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Los araucanos (de Arauco: rau, tierra gredosa y co, agua) o mapuches (gente de la tierra) vivían en Chile (chili significa en quechua “país del frío”) desde hace unos dos mil años; los Incas, que llegaron a dominar el norte de Chile hasta el río Maule en el 1470, no pudieron con ellos. Tampoco los conquistadores españoles lograron sojuzgarlos: los araucanos o mapuches opusieron una resistencia encarnizada y durante la etapa colonial, mantuvieron un territorio libre al sur de Chile y cruzaron hacia la Patagonia argentina.
La civilización mapuche era andinizada, agricultora, sedentaria, famosa por su técnica de tejido en telar (dibujos y guardas con rayas paralelas y ángulos rectos de distintos colores: blanco y negro o blanco y azul para los ponchos; o rojo, verde y amarillo para las fajas y mantas) y por su trabajo en platería, para joyas, adornos, recipientes, utensilios, y luego elementos para la montura (ya vimos que los tehuelches los adquirían por medio de intercambio de caballos). También desarrolló la cerámica –con la que hacía todo tipo de recipientes-, cestería en junco y con fibras de caña colihue, la talabartería (trabajo del cuero) y hermosas tallas en madera.
La influencia mapuche comenzó a extenderse en nuestro territorio antes de su llegada a nuestras tierras, a través de la araucanización de los pehuenches en el siglo XVII. Los mapuches en el actual territorio argentino tuvieron distintas características que los chilenos, puesto que aquí se mezclaron con los tehuelches y, como ellos en los siglos XVIII y XIX tuvieron como base cultural lo que se denominó “el complejo ecuestre”, es decir, la vida modificada por el uso del caballo. Introdujeron en estas tierras sus tejidos y platería, la costumbre de la compra y del rapto de la novia, sus leyes contra los delitos, sus prácticas religiosas (el Nguillatún, el Kamarikún), su domesticación de una llama local (luán), de dos tipos de gallináceas y del perro, sus instrumentos musicales (el kultrún o timbal, la pifilca o silbato, y la trutruka o trompeta.
Se agruparon en numerosas tribus o parcialidades; entre ellas se encuentran los Ranqueles (al este del río Salado, sur de la provincia de Córdoba y noroeste de Buenos Aires), el Cacicazgo de Salinas Grandes (al este y sur de los Ranqueles) que tomó mucha importancia bajo el mando de los Curá, como los famosos Calfucurá y Namuncurá; y el De las Manzanas, que ocupaba el sur de Neuquén. Sedentarios de origen, se vieron obligados por las embestidas de los blancos a transformarse en nómades para no ofrecer un punto vulnerable a los ataques. Los sucesivos gobiernos de Buenos Aires desde 1810 enviaron expediciones de reconocimiento, realizaron relevamientos topográficos e iniciaron los planes de poblamiento de fronteras que fueron cercenando la movilidad y desplazando a los mapuches de sus territorios. Por ejemplo, el negocio vinculado al saladero y a la exportación de carnes saladas (o tasajo), introdujo en la zona mapuche de las Salinas una profunda cuña. Ellos consideraban que los cristianos o huincas debían pagarles tributos por el uso de sus tierras y salinas; cuando no recibían el pago, preparaban el malón, por medio del cual los indígenas se apropiaban del ganado de las estancias de frontera para su posterior venta en Chile. Los criollos buscaron su alianza en repetidas oportunidades, ya sea para luchar contra los invasores ingleses, o en las guerras de independencia contra los españoles o, en algunas oportunidades, contra grupos opuestos de criollos (por ejemplo, unitarios y federales). Pero los criollos luego no cumplieron sus promesas: trataron de exterminarlos (como en la “Campaña al Desierto” de 1879), los confinaron a lugares apartados o los entregaron como mano de obra semiesclava para la zafra azucarera de Tucumán o como peones en las estancias de familias acomodadas de Buenos Aires.
Actualmente viven aproximadamente 30.000 mapuches distribuidos en Neuquén, Río Negro, Chubut y La Pampa. Si tenemos en cuenta los que viven fuera de las comunidades, su número aumenta e incluye una proporción indeterminada de mestizos. La posesión de tierras continúa siendo una fuente de conflictos y un reclamo permanente del pueblo mapuche; algunas familias viven en tierras fiscales “concedidas”, sin embargo, la jurisdicción de Parques
Nacionales y la creciente privatización han cercenado sus antiguos derechos. de exterminarlos (como en la
ionales y la creciente privatización han cercenado sus antiguos derechos.

Respuestas

Respuesta dada por: zunildaaguero829
3

Respuesta:

viven en tierra Fiscales con un vestido


luceromonzonkiara: :)
luceromonzonkiara: grasias
luceromonzonkiara: me ayudó mucho
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