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1 Después de realizar estudios de música y filosofía y letras, Pablo Montoya (Barrancabermeja, Colombia, 1963) obtuvo un doctorado en Estudios Hispánicos y Latinoamericanos en la Universidad de la Sorbona-París 3. Actualmente es profesor titular de literatura en la Universidad de Antioquia, en Colombia. Su bibliografía incluye, entre otras obras, las novelas Lejos de Roma (2008), Los derrotados (2012) y Tríptico de la infamia (2014), con la cual ganó el prestigioso Premio Rómulo Gallegos, en 2015, y el Premio José María Arguedas, en 2017, así como los libros de cuentos El beso de la noche (2010) y Adiós a los próceres (2010). Su último libro publicado, titulado Terceto y aparecido en 2016, es difícilmente clasificable. Se trata de una antología de 195 textos escritos a lo largo de treinta años, poemas en prosa en los cuales, cuando no se pone en los zapatos de un astronauta o de un inmigrante africano, el autor da voz a una serie de figuras mitológicas e históricas variadas, de Ícaro a Magritte, pasando por Beethoven. Aparte de esta producción ficcional Pablo Montoya es igualmente traductor, y autor de una importante obra crítica. Entre sus ensayos, se puede mencionar La música en la obra de Alejo Carpentier (2013), Novela histórica en Colombia: entre la pompa y el fracaso (2009) así como Un Robinson cercano (2013), en el que analiza las obras de una serie de escritores franceses del siglo veinte, en la estela de Albert Camus, Louis Ferdinand Céline y Michel Houellebecq.
2En esta entrevista, el escritor colombiano vuelve sobre el período de su vida pasado en Francia y comenta su relación con la literatura francófona, que ha traducido. Aborda también el tema de la violencia en Colombia y su última novela, La escuela de música.P. M. (Pablo Montoya) – Yo, durante mucho tiempo, no fui un viajero. Salí de Colombia a los 30 años, y antes solo iba y venía entre varias ciudades del país. Crucé el Atlántico por primera vez para estudiar la maestría en París, y luego el doctorado. Al llegar, empecé a escribir un libro, que se llama Viajeros, y que está incluido en Terceto, donde hay un epígrafe de Lezama Lima que dice “viajar es un movimiento de la imaginación”. Ese fue mi punto de partida para la redacción de este libro, es decir, imaginé los desplazamientos que allí cuento, en esos pequeños textos dedicados a personajes de los cuales, por otra parte, muchos no viajan, sino que están imaginando algún viaje. De modo que, en un principio, mi experiencia del viaje era una experiencia casi exclusivamente literaria, basada en la imaginación que fomentaban mis lecturas.
Luego, con el paso del tiempo, fui adquiriendo una mayor estabilidad económica en Francia. Pude conseguir un trabajo, y en Europa es posible viajar con relativa facilidad entre varios países, lo cual no era así en la Colombia de mi juventud. Entonces pude viajar un poco más, pero en realidad, mi verdadera experiencia de viajero, físicamente hablando, comenzó cuando me mudé otra vez a Colombia, para trabajar como profesor, y empecé a recibir invitaciones a coloquios y a otros eventos. Además, me desplacé mucho para llevar a cabo las investigaciones necesarias para mis libros. Viajaba porque me parecía importante conocer los lugares donde transcurren. Para Tríptico de la infamia, por ejemplo, no solamente vine a Lieja, sino que también fui a otras ciudades europeas, donde consultaba los archivos: Amberes, Frankfurt, Berlín, París. Digamos entonces que sí, hay una relación entre mis viajes y mi literatura, una relación importantísima incluso. Sin embargo, sigo pensando que la mejor manera de viajar es con la imaginación.
N. L. (Nicolas Licata) – Y más allá del carácter práctico de la investigación, ¿le ayudan los viajes que realiza a ponerse en la piel de sus personajes, como Ovidio, por ejemplo, la figura central de Lejos de Roma?
espero te ayude XD