Para Santo Tomás no hay dos fines últimos de la existencia humana (uno terreno y otro sobrenatural), sino un solo fin último, de carácter sobrenatural: la visión de Dios en la otra vida. Ello conduce a subordinar el Estado a la Iglesia, y a asignar al poder civil una misión también religiosa: "ordenar aquellas cosas que conducen a la felicidad celestial y prohibir las contrarias". Esto se justifica porque en la visión jerárquica de Santo Tomás todo poder deriva de Dios y el orden político se sitúa dentro del orden cósmico planteado por Dios.
(De regimine principum 1, 15).
Esta interpretación cambiaría si establecemos
A
leyes que promuevan la tolerancia religiosa dentro de un Estado de Derecho.
B
la separación entre Iglesia y Estado tal como sucede en muchos países democráticos.
C
gobiernos democráticos organizados que promuevan el bienestar social y la defensa de los derechos fundamentales.
D
un orden cósmico y jerárquico en donde sea posible la multiplicidad de movimientos políticos.
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nobajdjaojjsoquhdjakkdk
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