Respuestas
Respuesta:
La Edad Media es uno de los períodos más largos de la historia occidental, yendo desde el siglo V d. C. hasta mediados del XV y, por lo tanto, teniendo una duración de casi 1000 años.
Es por este motivo que, dado lo extenso que es este período histórico, los historiadores lo han partido en dos subperíodos con características económicas, sociales y culturales diferentes: la Alta Edad media y la Baja Edad Media.
A continuación veremos más a fondo cuáles son las diferencias entre la alta y baja Edad Media.
Alta y Baja Edad Media: ¿qué son?
La Edad Media es un período muy extenso en la historia de la civilización occidental. Es durante este a etapa de la Historia en la que Europa va formando varias culturas que, varios siglos más tardes, determinarán la forma y tipo de sociedad de los estados que se pueden encontrar en la actualidad en el Viejo Continente. Los historiadores consideran que el medievo empezó con la caída del Imperio Romano en el año 467 d. C., poniéndose fin de una vez por todas a la Antigüedad Clásica, protagonizada por Roma, Grecia y Egipto junto con otras civilizaciones como la cartaginesa. Con el fin del mundo clásico empezaba la Edad Media, la cual se puede diferenciar en dos subperíodos: la alta y la baja Edad Media. La Alta Edad Media empieza en el siglo V d. C. y durará hasta el siglo XI d.C, mientras que su sucesora, la Baja Edad Media, empezará en el siglo XI d.C. y terminará en el XV d. C. Estos dos períodos históricos presentan características muy diferentes; a continuación veremos un poco más a fondo los contextos en los que se dieron.
Alta Edad Media
La Alta Edad Media es el subperíodo de la historia de Europa que abarca desde la caída del Imperio Romano de Occidente hasta, aproximadamente, el año 1000, momento en el cual se da un importante resurgimiento económico y cultural en el Viejo Mundo. Los principales estados protagonistas durante la Alta Edad Media son tres imperios que “compartirán” los territorios europeos, enfrentándose en guerras para arrebatarle al otro sus tierras: el Imperio Bizantino, el Califato Omeya y el Imperio Carolingio. El Imperio Romano se desintegró debido a múltiples factores, aunque los principales fueron el asedio de los pueblos germánicos, la debilitación y barbarización del ejército romano y múltiples revueltas sociales dentro del imperio motivadas por hambrunas y la devaluación de la moneda. Ante esta situación, la todopoderosa Roma cayó como un castillo de naipes, fragmentándose en varios reinos, mayormente católicos con base románico-germánica. De esta forma se da el inicio de la Alta Edad Media, caracterizada por ser un período de bastante inestabilidad. Se practicaba la piratería, los saqueos perpetrados por eslavos, normandos, húngaros y sarracenos eran algo cotidiano y las gentes no se sentían seguras en las ciudades, con lo cual las fueron abandonando para refugiarse en el campo. Las diferencias entre ricos y pobres se acentúan y aparece el feudalismo. Los señores más ricos podían permitirse tener tierras, haciendo que otros trabajaran para ellos a cambio de brindarles protección. Estos terratenientes eran muy poderosos en sus tierras, actuando casi como tiranos, y protagonizaron la descentralización del poder de los recién creados reinos cristianos, algo que contrastaba con cómo se gobernaba en la Antigua Roma. Los nobles daban tierras a sus vasallos a través de un contrato sinalagmático, con el cual se obligaba a ambas partes a contribuir con algún servicio, como dando protección al vasallo o beneficiando económica y políticamente al señor terrateniente. La Iglesia Católica empieza a adquirir un poder muy grande, que irá en aumento con el paso de los años.
Baja Edad Media
La Baja Edad Media sucede a la Alta Edad Media. Este período abarca desde los inicios del siglo XI d.C. hasta el Renacimiento, ya entrados en el siglo XV, con el descubrimiento de América por parte de Colón en 1492, aunque también se ha planteado como fecha final de este período la conquista de Constantinopla por los Otomanos en 1453. El feudalismo sigue teniendo una importante función organizadora de la sociedad, y la Iglesia Católica ejerce un poder supremo sobre la Cristiandad occidental. Durante este período surgen nuevas clases sociales, especialmente destacable la burguesía. Los burgueses no son nobles, sino gente sin privilegios dentro de la sociedad medieval pero que, gracias a sus profesiones siendo artesanos, herreros y demás trabajan a sueldo por sí mismos, sin servir a ningún señor feudal y teniendo cierta capacidad adquisitiva.