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Respuesta:
Un soldado fue tomado prisionero en una guerra. Esperaba su destino cerca del mar, nadie lo rescataría ya que su ejército había sido derrotado.
El prisionero iba acompañado de un soldado, camino hacia la orilla, el oficial señaló hacia el agua y el preso se descalzó y se lanzó al mar. El prisionero regresó a la orilla, se arrodilló y empezó a construir un castillo de arena. El militar se acercó al prisionero disimulando su curiosidad. El prisionero recordó veranos que pasó construyendo castillos de arena en su aldea. El soldado apreció la obra aquella y recordó los que él construía con su abuelo, entonces comenzó a edificarlos. Ambos compartieron esa tarea e hicieron un puente de arena que unió a los dos castillos y a los dos hombres en guerra.
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