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Explicación: La cultura inca nos legó no solo sus restos arquitectónicos e históricos, sino también los cereales frutas y verduras que consumían. Sus pobladores cultivaron una gran variedad de maíces de colores que se adaptaban a los diferentes climas, altitudes, temperaturas y a las condiciones de los nutrientes que contribuirían con la tierra. Tenían una especie de administración e ingeniería innovadora, que hasta hoy, en este mundo globalizado, despiertan interés por seguir investigando y conocer más a profundidad sus técnicas de cultivo.
Sus alimentos-que se consumen hasta hoy-por sus inmensas propiedades nutritivas, entre los cuales destacan una gran diversidad de papas, granos nutracéuticos blancos, rojos, negros de cualidades alimenticias y medicinales, y multicolores de alto valor nutricional. Asímismo, tubérculos andinos bicolores que constituyen energizantes naturales, cereales, legumbres y frutas, los cuales poseen una creciente demanda en el mercado nacional y extranjero.
El Perú cuenta con alimentos que fortalecen el sistema inmunológico, y con ello se puede prevenir o mitigar el impacto de muchas infecciones y enfermedades como el ahora temido coronavirus (Covid-19), que causa mayor daño en personas con defensas inmunológicas bajas.
Hay que recordar que en la actualidad el concepto de la alimentación ha cambiado, porque no se trata solo de satisfacer las necesidades de energía diaria para nuestro cuerpo, sino que se enmarca en la adopción de nuevas costumbres que se asocian a la necesidad de promover una alimentación más saludable. Por tanto, resulta imperativo desarrollar una cultura de prevención en salud, y más aún una cultura de fortalecimiento del sistema inmunológico.
Disponemos de recursos para ello, por ejemplo del maíz morado y sus variedades con su poder antioxidante, la quinua con su diversidad de colores y su alto nivel proteico, entre otros, que contienen múltiples acciones terapéuticas y de prevención. Es decir, ayudan a prevenir todo tipo de trastornos y favorecen a mantener en el organismo la primera línea de defensa.
Fortaleciendo el sistema
El efecto saludable de las antocianinas se basa en su acción antioxidante y antiinflamatoria, por su capacidad de proteger las células frente a las alteraciones cancerígenas. Estas sustancias químicas neutralizan a los radicales libres, que son moléculas que actúan sobre las células sanas, provocando reacciones en cadena que terminan dañando tejidos y órganos.
Los radicales libres además de ser resultado de los procesos fisiológicos propios del organismo como el metabolismo de los alimentos, la respiración y el ejercicio, también son generados por fuentes exógenas tales como la contaminación industrial, la contaminación del parque automotor, el tabaco, la radiación, los medicamentos, los aditivos químicos en alimentos procesados, y los pesticidas que generan consecuencias ecológicas frente al medio ambiente.
Los antioxidantes que combaten a los radicales libres y presentes en los alimentos mencionados, son compuestos que intervienen como inhibidores de las reacciones de oxidación. El maíz oriundo posee cualidades curativas y preventivas, al evitar las posibles reacciones que ocasionan enfermedades como el cáncer, ateroesclerosis, catarata senil, insuficiencia renal aguda entre otras (Elejalde). Además, los antioxidantes se consideran beneficiosos para la salud cardiovascular, porque favorecen la regeneración de los vasos sanguíneos.