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Entre el 2000 y el 2050, la proporción de la población mundial que tiene 60 años de edad o más se duplicará, y pasará de 11% a 22%. Se prevé que el número absoluto de personas de 60 años o más aumentará de 900 millones en el 2015 a 1 400 millones para el 2030, y 2 100 millones para el 2050, y podría llegar a 3 200 millones en el 2100 (1). Entre el 2025 y el 2030, la esperanza de vida en América Latina y el Caribe aumentará a 80,7 años para las mujeres y 74,9 años para los hombres, y las proyecciones para Estados Unidos y Canadá revelan cifras aún más altas: 83,3 años para las mujeres y 79,3 años para los hombres (2).
El aumento de la esperanza de vida se debe a varios factores, como el descenso de las tasas de fecundidad y los excelentes resultados conseguidos en la reducción de las enfermedades mortales de la niñez, la mortalidad materna y la mortalidad en las personas mayores (1, 3). Sin embargo, una mayor esperanza de vida también es motivo de preocupación para los responsables de formular políticas, dado que posiblemente sea más difícil lograr un aumento en los ingresos de aquellos países donde las personas mayores constituyen una parte importante de la población. Además, en los países de ingresos bajos y los de ingresos medianos será particularmente difícil satisfacer las necesidades de una población grande de personas mayores. Será necesario crear instituciones económicas y sociales que brinden seguridad en cuanto a los ingresos, presten una adecuada atención de salud y satisfagan otras necesidades de la población que está envejeciendo (4). Otro problema que los responsables de formular políticas enfrentan actualmente es encontrar la mejor manera de definir quiénes son las personas mayores, dado que se utilizan diversos términos para referirse a ellas como «personas de edad avanzada», «ancianos», «tercera edad» y, en algunas culturas, «cuarta edad» (5). Sin embargo, no todas las personas llegan a la «vejez» en el mismo momento (6) y definir a las personas mayores seguirá siendo un reto porque, a pesar de que pertenecen a un grupo, son individuos con experiencias de vida, metas y necesidades únicas, y llegar a esta edad implica cambios en las capacidades, la participación social y la salud física y mental (7).