Respuestas
Respuesta:El aprovechamiento ilegal de la especie, los problemas de reproducción y la falta de continuidad en programas de conservación están disminuyendo los bosques que quedan.
El roble negro es único en el continente americano y, según estudiosos, va rumbo a la extinción.
Todavía llega una que otra carga de roble blanco para hornear almojábanas, ponqués y garullas en Arcabuco (Boyacá).
Aún se hacen quemas furtivas para producir ‘carbón vegetal’ que abastece a muchos asaderos en la región andina.
En estos tiempos modernos, la motosierra tumba antiguos robles negros que transforman en postes para el cultivo de frutales en el Huila.
La historia en 1 minuto: Bajo fuego: estudio muestra la tendencia de incendios en la Amazonía norte de Colombia. Video: Mongabay Latam.
De roble hacen cercas en Santander, los famosos barriles que guardan el vino en el Valle del Cauca y las vigas que sostienen las casas de estilo colonial.
El roble es parte de la memoria nacional, aunque la memoria nacional no sea de roble y no reivindique a este árbol milenario.
Más antiguo que el roble
Desde épocas prehispánicas se relata su uso en muchas actividades cotidianas.
Una de las más impactantes fue la alfarería del municipio de Ráquira (Boyacá), otrora cercado por extensos robledales. Allí, por generaciones, millones de vasijas amasadas en barro fueron transformadas en colorida cerámica, a punta de troncos ardientes.
Dora María Moncada Rasmussen, bióloga de la Universidad del Bosque, lo consignó así en la revista Colombia Forestal (2010), al exponer que “la extracción del mismo, la frontera agrícola y las nuevas demandas de carbón vegetal, restringieron el espacio de los robledales a pequeños fragmentos discontinuos, especialmente en la vereda Aguabuena de Ráquira, mayor centro de producción artesanal del pueblo”.
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