• Asignatura: Historia
  • Autor: AsllyNicol1234
  • hace 3 años

corregir la acentuacion de este fragmento "las aventuras vania el forzudo

Durante el viaje Vania tuvo muchas oportunidades de poner a prueba su fuerza. Pocos dias hubo en que no realizara alguna accion util para los demas.
Asi, por ejemplo, un dia se encontro con un labrador que marchaba junto a su carro lleno de estiercol, pero tuvo la desgracia de que el carro fuera a parar a un lodazal, hundiendose en el barro hasta el eje. El labrador perdio los nervios y castigaba con el latigo a los dos bueyes. Estos, apoyandose en el yugo y mugiendo, tiraban con todas sus fuerzas… pero en vano. El carro no se movia un milimetro del lugar. Entonces se acerco Vania y empujo el carro por atras, sin mayor esfuerzo, con una sola mano. Los bueyes casi se cayeron de bruces por la rapidez con que se movio el carro al salir del lodazal.
En otra ocasion se encontro en el vado del rio con tres jinetes, que resultaron ser cosacos. Uno de ellos llevaba de la larga brida al caballo cargado de armas y provisiones. Pero al intentar cruzar el vado se encontraron con que el caballo por nada del mundo queria entrar en el agua. Cuanto mas maldecian y vociferaban los cosacos, mas terco se ponia el animal. Al final tuvo que intervenir Vania:
– ¿A que viene tanto maldecir, habiendo una solucion facil?
Se agacho bajo la panza del testarudo animal, lo cogio por las correas y se lo cargo al hombro, como hacen a veces los pastores con las ovejas enfermas. Lo paso con las armas y provisiones a la otra orilla y lo descargo en tierra como la cosa mas natural del mundo

Respuestas

Respuesta dada por: grassesalinas368
4

Respuesta:

Durante el viaje Vania tuvo muchas oportunidades de poner a prueba su fuerza. Pocos días hubo en que no realizara alguna acción útil para los demás.

Así, por ejemplo, un día se encontró con un labrador que marchaba junto a su carro lleno de estiércol, pero tuvo la desgracia de que el carro fuera a parar a un lodazal, hundiéndose en el barro hasta el eje. El labrador perdió los nervios y castigaba con el látigo a los dos bueyes. Estos, apoyándose en el yugo y mugiendo, tiraban con todas sus fuerzas… pero en vano. El carro no se movía un milímetro del lugar. Entonces se acercó Vania y empujo el carro por atrás, sin mayor esfuerzo, con una sola mano. Los bueyes casi se cayeron de bruces por la rapidez con que se movió el carro al salir del lodazal.

En otra ocasión se encontró en el vado del rio con tres jinetes, que resultaron ser cosacos. Uno de ellos llevaba de la larga brida al caballo cargado de armas y provisiones. Pero al intentar cruzar el vado se encontraron con que el caballo por nada del mundo quería entrar en el agua. Cuanto más maldecían y vociferaban los cosacos, mas terco se ponía el animal. Al final tuvo que intervenir Vania:

– ¿A qué viene tanto maldecir, habiendo una solución fácil?

Se agacho bajo la panza del testarudo animal, lo cogió por las correas y se lo cargo al hombro, como hacen a veces los pastores con las ovejas enfermas. Lo paso con las armas y provisiones a la otra orilla y lo descargo en tierra como la cosa más natural del mundo

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