la historia de juan el bautistas describir las emociones que pudo experimentar al ser el quien bautizo a Jesús
Respuestas
Respuesta:
Si ti una emoción de que está bautizando al hijo del Dios vivo y que él iba a libralos de los pecados que cometieron
Respuesta:
LISTO
Explicación:
La bella historia de estos dos santos esposos
nos la cuenta San Lucas en el primer capítulo de su evangelio.
"Hubo en tiempos del rey Herodes un sacerdote llamado Zacarías,
casado con Isabel, una mujer descendiente del hermano de
Moisés, el sumo sacerdote Aarón".
Los dos llevaban una vida santa, eran justos ante Dios, y
observaban con exactitud todos los mandamientos y preceptos del Señor
Dice San Lucas: "Zacarías e Isabel no tenían hijos, porque ella era estéril.
Además, ya los dos eran de avanzada edad".
Y un día, cuando a Zacarías le correspondió el turno de subir al altar (detrás del velo) a ofrecer incienso, toda la multitud estaba afuera rezando.
Y se le apareció el Ángel del Señor, y Zacarías al verlo se llenó de temor y un gran terror se apoderó de él. El ángel le dijo: "No tema Zacarías, porque su petición ha sido escuchada. Isabel su mujer, dará a luz un hijo, a quien pondrán por nombre Juan. Él será para ustedes gozo y alegría, y muchos se alegrarán por su nacimiento, porque será grande ante el Señor; no beberá licores; estará lleno del Espíritu Santo, y convertirá a muchos hacia Dios, y tendrá el espíritu del profeta Elías, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto".
Zacarías le dijo al ángel: "¿Cómo puedo saber que esto que me dice sí es cierto? Porque yo soy muy viejo e Isabel mi esposa es estéril". El ángel le dijo: "Yo soy Gabriel, uno de los que están en la presencia del Dios, y he sido enviado para comunicarle esta buena noticia. Pero por no haber creído a las palabras que le he dicho, se quedará mudo y no podrá hablar hasta el día en que sucedan estas cosas, que se cumplirán todas a su tiempo".
El pueblo estaba esperando a que saliera Zacarías y se extrañaban que demorara tanto en aparecer. Cuando apareció no podía hablarles, y se dieron cuenta de que había tenido alguna visión. Él les hablaba por señas y estaba mudo.
"Después Isabel concibió un hijo y estuvo oculta durante cinco meses (sin contar a los vecinos que iba a tener un niño)". Y decía: "Dios ha querido quitarme mi humillación y se ha acordado de mí".
El ángel Gabriel contó a María Santísima en el día de la anunciación, que Isabel iba a tener un hijo. Ella se fue corriendo a casa de Isabel y allí estuvo tres meses acompañándola y ayudándole en todo, hasta que nació el niño Juan, cuyo nacimiento fue un verdadero acontecimiento.
Dios nombró a Juan profeta y lo utilizó para anunciar a la gente que el Mesías vendría muy pronto. Pero, en lugar de predicar en las ciudades o en las sinagogas, él predicaba en el desierto. Muchas personas de Jerusalén y de toda Judea iban a escuchar a Juan. Él les decía que tenían que dejar de hacer cosas malas para agradar a Dios, es decir, para que Dios estuviera contento con ellos. Por eso, muchos se arrepintieron de sus pecados, y Juan los bautizó en el río Jordán.
Juan llevaba una vida sencilla. Se vestía con ropa de pelo de camello y comía langostas y miel silvestre. La gente quería saber más sobre él. Hasta los orgullosos fariseos y saduceos fueron a verlo. Entonces Juan les dijo: “Tienen que arrepentirse y cambiar. Se creen especiales porque dicen que son hijos de Abrahán, pero eso no significa que sean hijos de Dios”.
Mucha gente le preguntaba a Juan: “¿Qué tenemos que hacer para agradar a Dios?”. Y él les contestaba: “Si tienen dos prendas de vestir, denle una a alguien que la necesite”.
También les dijo a los cobradores de impuestos: “Sean honrados y no engañen a nadie”. Y a los soldados les dijo: “No digan mentiras ni acepten sobornos”.
Los sacerdotes y los levitas también fueron a ver a Juan y le dijeron: “Todo el mundo quiere saber quién eres”. Juan les explicó: “Soy una voz en el desierto que guía a las personas a Dios, tal como dijo el profeta Isaías”.
A la gente le encantaba lo que Juan enseñaba, y muchos querían saber si él era el Mesías. Por eso Juan les dijo: “Alguien más poderoso que yo vendrá pronto. Ni siquiera merezco desatarle las sandalias. Yo los bautizo con agua, pero él los bautizará con espíritu santo”.