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Explicación:
Hace 70 años, el Día de la Victoria en Europa marcó el principio del fin de la Segunda Guerra Mundial. El 8 de mayo de 1945 también marcó el nacimiento de un nuevo sistema internacional de normas e ideales, concebido para garantizar la paz, seguridad y prosperidad para todas las naciones.
Ese orden continúa sirviendo los intereses mundiales por medio de un sistema de instituciones compartidas y asociaciones diseñadas para evitar que las atrocidades y la devastación de la guerra ocurran de nuevo.
Cuando la guerra se acercaba a su fin, las potencias aliadas (en inglés) acordaron establecer un organismo internacional que fuese más fuerte que la fallida Liga de las Naciones, la cual no pudo evitar el conflicto. La carta fundacional de las Naciones Unidas fue el esfuerzo combinado de 50 países, cuyos representantes se reunieron en abril de 1945 en la Conferencia de San Francisco.
Un resultado de la Segunda Guerra Mundial fue el establecimiento de las Naciones Unidas. (© AP Images)
Con el fin del colonialismo europeo a la vista, especialmente en África y en Asia, los países más pequeños tenían garantizada una voz, y la Organización de las Naciones Unidas asumió la responsabilidad de fomentar la cooperación económica y social y la independencia de los pueblos que antes eran colonias.
Al mismo tiempo, se crearon organizaciones económicas como el Fondo Monetario Internacional y el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (actualmente la Organización Mundial del Comercio) con el propósito de ayudar a abrir los mercados y evitar una depresión mundial como la que contribuyó a crear la situación que desembocó en la guerra.
Con el Holocausto y otros horrorosos crímenes todavía recientes, los países reconocieron los beneficios de un mundo con normas establecidas y valores compartidos.
Los aliados establecieron el Tribunal Militar Internacional para procesar los crímenes contra la paz, los crímenes de guerra y los crímenes contra la humanidad, lo cual culminó en los juicios de Nüremberg en 1945–1946. Fue el precursor del actual Tribunal Penal Internacional. El horror compartido también ayudó a crear la Declaración Universal de Derechos Humanos en 1948 y los Convenios de Ginebra de 1949 sobre la protección de militares y civiles en tiempos de guerra.