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Respuesta:
Explicación:“¿Qué pensáis del Cristo?” (Mateo 22:42). Con esas palabras Jesús confundió a los fariseos de Su época. Con esas mismas palabras pregunto a mis compañeros Santos de los Últimos Días y a otros cristianos qué es lo que realmente creen sobre Jesucristo y qué es lo que debido a esa creencia.
La mayoría de mis citas de las Escrituras provienen de la Biblia, porque es más familiar para la mayoría de los cristianos. Mis interpretaciones, por supuesto, provienen de lo que las Escrituras modernas, en particular el Libro de Mormón, nos enseñan acerca del significado de los pasajes de la Biblia que son tan ambiguos que diferentes cristianos no se ponen de acuerdo en cuanto a su significado. Me dirijo a los creyentes como así también a otras personas. Como el élder Tad R Callister nos enseñó esta mañana, algunos que se denominan cristianos alaban a Jesús como un gran maestro, pero no afirman Su divinidad. Para dirigirme a ellos, he usado las palabras del mismo Jesús. Todos deberíamos considerar lo que Él mismo enseñó sobre quién es y para qué fue enviado a la tierra.
El Hijo Unigénito
Jesús enseñó que Él era el Hijo Unigénito. Él dijo:
“Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna.
“Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él” (Juan 3:16–17).
Dios el Padre afirmó esto. En la culminación de la sagrada experiencia en el Monte de la Transfiguración. Él declaró desde el cielo: “Éste es mi Hijo amado, en quien me complazco; a él oíd” (Mateo 17:5).
Jesús también enseñó que Su apariencia era la misma que la de Su Padre; les dijo a Sus apóstoles:
“Si me conocierais, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis y le habéis visto.
“Felipe le dijo: Señor, muéstranos al Padre, y nos basta.
“Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos al Padre?” (Juan 14:7–9).
Más tarde el apóstol Pablo describió al Hijo como “la imagen misma [de la] sustancia de [Dios el Padre]” (Hebreos 1:3; véase también 2 Corintios 4:4).