• Asignatura: Historia
  • Autor: TheSantiago131
  • hace 3 años

UN RESUMEN XFA:Rosa Tarlovsky de Roisinblit, vicepresidenta de Abuelas de Plaza de Mayo cuenta su propio caso:

A los diez días del secuestro de mi hija me llama ella y me dice que la trataban muy bien y que se

había dado cuenta de que estaba equivocada. Pasado el tiempo entendí que a lo mejor la estaban

apuntando con un revólver en la nuca. Yo pienso que todavía estaba en alguna comisaría, porque

tomó el teléfono una voz masculina que me dijo que los cargos contra ella no eran muy graves,

que iba a salir pronto, que preparara la ropita del bebé porque cuando naciera me lo iban a

entregar. ¿Y cuánto es pronto?, le pregunté... Seis meses, un año, dijo, pero prepare la ropita del

bebé. La tortura psicológica que fue para mí, estar día y noche al lado del teléfono, alerta a que

me dejaran el bebe en la puerta... Pasó la fecha de parto y no trajeron al bebé, pasaron seis meses

y perdí las esperanzas. Pero seguí luchando y volví a ir a cuanto lugar me dijeron que podía ser. Vi

a un grupo de rabinos - porque yo soy judía- que visitaban cárceles. Vi a Marshall Meyer, otro

rabino, muy bueno, que no te voy a decir que salió corriendo a buscar a mi hija, pero me dio

recomendaciones. Y bueno, fui a la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos. ¡Había

tanta gente! Ahí me dijeron que había un grupo de abuelas, cuatro o cinco, que estaban

preparando una presentación en la OEA. ¿Qué era eso? Yo ni sabía de los organismos

internacionales pero ya me quedé con las otras abuelas, fui aprendiendo, en el camino, ahora creo

que no queda país de América o de Europa que no conozca, al que no haya ido para presentar el

caso de los nietos, los desaparecidos vivos. Porque son desaparecidos vivos. Aunque eso también

lo fuimos aprendiendo. En el 81, dos abuelas que llegaron de Ginebra - de presentar nuestro caso

en la ONU— me trajeron la noticia: había personas liberadas de la ESMA que tenían algo para

decirme de mi hija. Viajé de inmediato, me dijeron que mi hija había sido llevada a la ESMA desde

otro campo para que tuviera a su bebé. No sabía de donde venía, siempre tuvo los ojos vendados y

no escuchaba nada. Y que el día 15 de noviembre de 1978 tuvo su parto con un médico de apellido

Magnacco -con el que después me he careado más de una vez- en una salita de la ESMA que

llamaban "la pequeña Sardá". Tuvo un varón y lo llamó Rodolfo. Seis días después, la vieron salir

con su hijo en brazos. Y otra vez se cortaba la pista. Ahora sabía que mi nieto estaba vivo. ¿Y?

¿Qué hacía con eso si no tenía nada más? Seguir trabajando. Paciencia tenemos todas las Abuelas

y algunas no tienen nada, ni el sexo, ni la fecha, nada, nada y sin embargo están trabajando con la

misma ilusión de encontrar, no ya a los hijos, pero sí a todos los nietos. Y bueno, dentro de la

institución me reconocieron ciertas cualidades y empecé a viajar mucho por el exterior para

presentar nuestro caso al mundo, para reclamar por los 30 mil y específicamente por nuestros

nietos; ya hay 72 nietos localizados, porque ya no podemos hablar de niños. Encontramos chicos

de 8 años, de 9, adolescentes y ahora hombres y mujeres de más de 22 que ya eligen su camino. Y

entre todos ellos, encontramos al mío.​

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Respuesta dada por: cjoel11085
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Respuesta dada por: Cupapingo
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cerralo pa

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