que importancia tiene las vacunas, los antibióticos y el trasplante de órganos para la salud del ser humano
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Las vacunas pueden ayudar a limitar la propagación de la resistencia a los antibióticos.
El resurgimiento a nivel mundial de enfermedades causadas por bacterias resistentes, que se debe al uso excesivo o erróneo de los antibióticos, es uno de los principales problemas para la salud pública. Las infecciones resistentes son más difíciles y costosas de tratar y los pacientes no siempre se recuperan.
La vacunación de los seres humanos y animales es una forma muy eficaz de evitar las infecciones y, por ende, de reducir el uso de antibióticos.
Es importante hacer un mejor uso de las vacunas existentes y desarrollar nuevas vacunas para combatir la resistencia a los antibióticos y reducir la morbimortalidad evitable que causan las infecciones.
P: ¿Cómo pueden utilizarse las vacunas existentes con este fin?
R: Si se amplía el uso de las vacunas existentes, disminuirá el consumo de antibióticos y la aparición de resistencias.
Por ejemplo, si se vacunara a todos los niños del mundo contra la infección por Streptococcus pneumoniae (una bacteria que puede causar neumonías, meningitis e infecciones del oído medio) se podrían evitar anualmente alrededor de 11 millones de días de tratamiento con antibióticos.
Las vacunas antivíricas —por ejemplo, contra los virus de la gripe— también son importantes, puesto que muchas personas toman antibióticos innecesariamente cuando tienen síntomas, como la fiebre, que pueden ser causados por virus.
P: ¿Qué beneficios pueden aportar las nuevas vacunas?
R: El desarrollo y el uso de nuevas vacunas para prevenir las enfermedades bacterianas podrían reducir aún más la aparición de resistencias.
Los fármacos antibióticos son la intervención médica utilizada habitualmente para tratar enfermedades frecuentes contra las que no disponemos de vacunas, como la faringitis y la amigdalitis causada por estreptococos del grupo A.
También necesitamos vacunas para no contraer enfermedades causadas por bacterias que, en muchos casos, han adquirido resistencias a los antibióticos. Por ejemplo, se está registrando una propagación alarmante de la tuberculosis multirresistente: en 2015, cerca de 480 000 personas presentaban esta infección.
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