• Asignatura: Castellano
  • Autor: PollitoPirateado
  • hace 9 años

Hola , alñguien me podria ayudar a encontrar un poema de pablo neruda, que tenga siete estrofas y cuatro versos cada una ?

Respuestas

Respuesta dada por: Bonibo
3
Este podría ser: 

BARRIO SIN LUZ 

¿Se va la poesía de las cosas 
o no la puede condensar mi vida? 
Ayer mirando el último crepúsculo 
yo era un manchón de musgo entre unas ruinas. 

Las ciudades hollines y venganzas, 
la cochinada gris de los suburbios, 
la oficina que encorva las espaldas, 
el jefe de ojos turbios. 

Sangre de un arrebol sobre los cerros, 
sangre sobre las calles y las plazas, 
dolor de corazones rotos, 
podre de hastíos y de lágrimas. 

Un río abraza el arrabal 
como una mano helada que tienta en las tinieblas: 
sobre sus aguas se avergüenzan 
de verse las estrellas. 

Y las casas que esconden los deseos 
detrás de las ventanas luminosas, 
mientras afuera el viento 
lleva un poco de barro a cada rosa. 

Lejos... la bruma de las olvidanzas 
humos espesos, tajamares rotos, 
y el campo, ¡el campo verde!, en que jadean 
los bueyes y los hombres sudorosos. 

Y aquí estoy yo, brotado entre las ruinas, 
mordiendo solo todas las tristezas, 
como si el llanto fuera una semilla 
y yo el único surco de la tierra.
Respuesta dada por: msandiestefany
0

Respuesta:

¿Se va la poesía de las cosas

o no la puede condensar mi vida?

Ayer -mirando el último crepúsculo-

yo era un manchón de musgo entre unas ruinas.

Las ciudades -hollines y venganzas-,

la cochinada gris de los suburbios,

la oficina que encorva las espaldas,

el jefe de ojos turbios.

Sangre de un arrebol sobre los cerros,

sangre sobre las calles y las plazas,

dolor de corazones rotos,

podre de hastíos y de lágrimas.

Un río abraza el arrabal

como una mano helada que tienta en las tinieblas:

sobre sus aguas se avergüenzan

de verse las estrellas.

Y las casas que esconden los deseos

detrás de las ventanas luminosas,

mientras afuera el viento

lleva un poco de barro a cada rosa.

Lejos... la bruma de las olvidanzas

-humos espesos, tajamares rotos-,

y el campo, ¡el campo verde!, en que jadean

los bueyes y los hombres sudorosos.

Y aquí estoy yo, brotado entre las ruinas,

mordiendo solo todas las tristezas,

como si el llanto fuera una semilla

y yo el único surco de la tierra.

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