Respuestas
Explicación:
1. Nunca antes.
“Si estiramos antes del ejercicio, con el músculo en frío, sufriremos un alto riesgo de lesión. Lo único que conseguimos mediantes esta práctica es poner en riesgo la musculatura, lo que lógicamente perjudicará a la actividad que vayamos a realizar a continuación. Esto es aplicable tanto al entrenamiento como a la competición, aunque en el último caso, si hemos hecho un buen calentamiento, podemos hacer 3-5 minutos de estiramientos muy suaves, para volver a la calma tras el trote de puesta a punto, pero nada muy específico ni duro. Puede que sea la premisa más importante: estirar siempre después de ejercitarnos.”
2. Hazlo con intensidad.
“Antes no, ha quedado claro, pero una vez que hayamos acabado el ejercicio hay que estirar a conciencia. Debemos concentrarnos bien en lo que estamos haciendo y tocar todos los grupos musculares, incluso aquellos que están un poco más ocultos o han intervenido menos en la sesión. Sóleo, tibial posterior o piramidal son, por ejemplo, músculos que se estiran menos de lo recomendable. En el caso de los corredores, a veces se olvidan de la espalda y los brazos…
3. Entre 35 y 40 segundos.
“20 segundos no vale para nada, está demostrado a nivel científico. Los últimos estudios indican que el tiempo mínimo son 33 segundos, por debajo de ese tiempo no surte efecto”.
4. No te rebotes.
“En esto siempre hay mucho debate: ¿estiramientos estáticos o dinámicos? Para relajar la musculatura, volver a la calma y evitar lesiones, soy partidario de los estáticos, es decir, sin rebotes”.